10 agosto 2014
Lo probé casi todo, hasta intenté llevármelas de copas y nada de nada. La noche se hace larga sin ellas. Los tubos de escape de las motos golfas te van arruinando cualquier brote al calor de la noche. Las sábanas empiezan a empaparse y la noche se hace larga y penosa para ellas. Las convenzo de que aún es posible y les lanzó un llanto sereno para que se acuerden de mi. El vecino viene de marcha, a las tres de la madrugada, y, aunque intentan ningunear su propia existencia, el ruido de su puerta, sus pasos y su agotamiento, se hacen notar, matándolas otra vez. Empieza a verse el techo gracias a la luz que dejan las juntas de la persiana mal cerrada ... las ideas se han ido, maltratadas durante toda una larga noche, pero no han muerto ... volverán, claro, igual que la misma vida que ya me está esperando en la cola del pan.
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