Priapismo y la gente del ladrillo

la gente del ladrillo … aún come  hace las cosas bien

23 enero 2015

– Yo creo que en dos años …… 

- ¿No serán seis? Digo yo 

– Es que si los bancos no abren la caja … 

– Pero, ¿hay compradores?, insisto yo 

– Si, si 

– ¿Dónde? 

– Funcionarios y otros bultos de renta segura 

– ¿y del suelo qué? 

– El suelo se vende a inversores 

– No lo entiendo; si a partir de 150.000 € se resiste la venta y las VPO/VPP están a 200.000 €, ¿no se de que hablamos? 

– ¿? 

– Yo sigo creyendo que ni hay compradores, ni hay créditos, ni hay precios asequibles a las posibilidades de los compradores.

Ya veis, NPI, y así somos, nos lo contamos para animarnos, para autoconvencernos de que todavía sabemos lo que hacemos y que no “somos hojas que del árbol caen y juguetes del viento son”, como diría mi amigo Carlos el de Arenys. Pensamos que somos imprescindibles y que nuestra ciencia es ley, cuando solo es fe. Descubrimos, siempre en silencio, que al final solo somos gente de labor, entusiastas de los nuestro, pero, al fin y al cabo, hojas que del árbol caen y que ya, aunque no queramos, reposan tras su planeo otoñal en su banco, olvidadas del escenario mortal. Por eso hoy me he acordado de la palabrita que da título a esta bloguería, Priapismo, en homenaje a esos cultos y “divinos” personajes, que hasta aquí nos arrastraron con su sabiduría y gran capacidad de recogida … recogida propia, claro, muy a lo Bárcenas, que nos usaron como gladiadores y que ahora viven en Miami, unos, y en Zúrich, otros.

Menos mal que aún tenemos tiempo para reunirnos y celebrar algún acto empresarial al estilo de la época dorada 95/05, es decir, comer de pura madre como excusa para, eso sí, como entonces, no resolver nada.

 

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