30 marzo 2015
Puse el codo en el canto de la barra y comencé: Sentarse en una mesa vacía de papeles de un nuevo despacho en construcción, ver pasar a las gentes por la calle y sonreírles, (algunos me miran con cara de ver a un desequilibrado); entrar en una tienda y comprar las cosas más raras; sentarse en una “banqueta” de barra de una cafetería desconocida y escuchar - como si de un ladrón se tratara - todo lo que la gente se cuenta, a pesar de que ellos apenas se escuchen; todo eso es un placer que solo conocen los que lo practican o practicamos. Por todo eso y por mucho menos, se muere muy poco - me decía el psicólogo de la barra del bar donde estaba yo filosofando, mientras me cobraba 1,20 € por mi 80/20 con leche. Observé, haciendo ver que no me daba cuenta, que me miraba como si estuviera hablando con alguien de otro mundo y eso, sin duda, aparte de divertirme, empieza a aburrirme … sí, ambas cosas, lo primero es por mi, lo segundo es por ellos, y es que los que me miran así … no saben ver … que ya soy viejo y, por tanto, puedo decir casi todo lo que me de …. en fin, la mediocridad campa a sus anchas por este zenit oculto de cualquier vida.
Mientras me iba, por dentro, me estaba partiendo el culo de risa floja, para reventar, vamos, la sátira ya no es comprendida en lugar alguno
Mientras me iba, por dentro, me estaba partiendo el culo de risa floja, para reventar, vamos, la sátira ya no es comprendida en lugar alguno
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Yo también pienso que la mediocridad campa a sus anchas......
ResponderEliminarTotalmente, amigo Antonio ... cada vez más.
EliminarQué oído más largo tienes.
ResponderEliminarJLT
Sí, JLT, solo oigo por mis ojos ... es la mejor forma ... pruébalo.
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