Ella no tendrá más de 30a, la miro antes de llegar a las cajas y apenas me ve, sale de su puesto y se viene a mi carro y descarga lo más pesado sobre la cinta. Luego, una vez me cobra, hace lo mismo pero a la inversa. Todo eso lo hace sonriendo y con un dulce "nosepreocupeyolohago" que, al principio, algunos de mis genes machistas y de pretensioso y estúpido guaperas arqueológico, notaba que se resistían y hasta me hacía sentir lo mismo que sentí aquella vez que por primera vez una tremenda jovencita de unos 30a me empezó a hablar de usted en el ascensor para pedirme paso. Ahora, si puedo, y hasta creo que se me nota, voy a su supermercado y a su cola aunque sea la más larga ... alguna vez me sonrojo, pues ella se da cuenta y me lanza una mirada cómplice y hasta sonriente, igualmente cómplice, que hace que me ponga como un tomate canario.
Creo que en la vida ... eso que a veces llamamos rutina, dulce rutina, se hace felizmente sencilla cuando encuentras a personas que se muestran como tal ... gente capaz de ser solamente eso ... personas ... y hay muchas y yo, al parecer, tengo la suerte de dar siempre con ellas.
Enviado desde mi Note 4
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog comparte contenidos con otro de mis blogs a modo de copia de seguridad, el uno del otro, hasta el 24 de febrero de 2023
https://enriquetarragofreixes.wordpress.com/