20 noviembre, 2015
20 noviembre 2015
Antonio, el Jefe de Prensa, se siente con el alma triste, dice que los sucesos de los atentados terroristas de París le han atacado al ánimo y que por ello no siente ganas de ir al fútbol mañana, ni de reír cuando le cuento el chiste del catalán que era tan catalán tan catalán que oía Misa por la radio y cuando pasaban el plato, la apagaba; Pedro dice que se siente igual, es como si le hubieran robado la alegría, no irá al fútbol el sábado, ni a cenar con su mujer esta noche y ni tan siquiera acudirá a la partida de la madrugada del domingo, dice que su cuerpo no le pide salsa, precisamente; La Loli dice que tiene un primo que trabaja en París en un supermercado y está cagadito; Leonor tiene a uno de los nietos que vive con ella trabajando en el aeropuerto y ya no vive bien, ni ella, ni él; Arturo, por contra, recordando viejos y olvidados tiempos y aludiendo la muerte del Dictador, (hoy hace 40 años que murió Franco), dice que con él – con Franco – nada de esto pasaría … pero tuvo que llegar Fina, la guapa sesentona, (que reza todos los días por llegar con salud a su próxima jubilación), peluquera ejerciente, señora con clase y verbo angelical y fluido, la que tiene que ponernos a todos en el sitio que debiéramos …
«Chicos, pero que tristes os veo … ¿Sois hombres o sois unos cobardes que se asustan ante cualquier ratón de cloaca que os planta cara? Si tenéis miedo no cojáis el coche pues puede que os mate un camión, no andéis bajo los balcones porque la señora del quinto puede dejar caer un tiesto; no os pongáis un cigarro en la boca porque os acabará matando; dejad de hincharos a carajillos y a pinchos de tocino que os va a reventar el hígado; dejad de f…. (coitar) porque a vuestra edad os puede dar un infarto; dejad, dejad, dejad de hacer nada, dejad de vivir que eso es lo que quieren los que os intimidan y eso, sin duda, es lo que los hace fuertes»
… ha habido un largo silencio y luego … Antoine, que no había abierto boca a pesar de ser un Parisino de pro en el exilio, se ha puesto a tararear la Marsellesa y a continuación todos hemos hecho lo mismo como si se tratara la misma Internacional o el Cara al Sol de nuestra reprimida Infancia y hemos dado rienda suelta a nuestras emociones … como debe ser.
La madurez, la edad, nada tiene que ver con la cobardía … tan solo se nos hace el alma fuerte y tensamente precavida. No obstante, y por ello, adoro, cada vez más, a la gente que muestra la vitalidad, dignidad y entereza, que hoy nos ha regalado nuestra querida y veterana peluquera … vivir, sí, pero nunca de rodillas, antes muerto que indigno.
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