20 enero 2016
Subí la persiana y estaba oscuro, muchas nubes y un viento cruel azotaba las ramas juguetonas de mis queridas palmeras canadienses. Parecía un mal día.
Me planté frente al espejo del baño y con ese valor que últimamente me caracteriza, encendí la luz. Nada nuevo, no parecía un día mejor.
Una vez recompuesto, salí hacia el garaje ... tuve que volver a subir. Me dejé las llaves del coche en casa.
El coche arrancó sin problemas pero al primer giro empezó a sonar un ruido extraño sobre la rueda delantera derecha ... Parecía que hoy no fuera a ser un buen día.
Pero de pronto todo cambió; el cielo se abrió y mi amigo Sol se dejó ver con todo su esplendor; la rueda delantera dejó de sonar y en el espejo del interior del coche mi cara me parecía la del mismo Clooney en su mejor versión - ¿Qué estaba pasando? - A continuación noté un agradecido calor en mi espalda y un sugerente susurro en mi oído bueno que lo explicaba todo: "Enrique, despierta, son más de la siete y media ...".
Esa cosa que llaman felicidad es sorprendente ... aparece siempre en los momentos más difíciles y lo curioso es que no tienes que hacer nada para que resurja, sólo dejar que el viento te lleve a ella.
Esa cosa que llaman felicidad es sorprendente ... aparece siempre en los momentos más difíciles y lo curioso es que no tienes que hacer nada para que resurja, sólo dejar que el viento te lleve a ella.
Tengo que aprender mucho de ti :) Aunque tengo que decirte que el otro día logré sentir felicidad y relax en medio del estruendo de una resonancia magnética :)
ResponderEliminarTodo está en el coco... o casi :)
Besos
Ay, Celia, yo tengo claustrofobia y no lo puedo aguantar, pero hace poco me hicieron una, (para algo que no tuvo importancia), y aunque lo pasé fatal, lo conseguí. Todo está en el coco, (creo que sí)), pero yo tuve que cerrar los ojos y hacer como que estaba durmiendo ... y me lo creí.
EliminarFeliz noche.