Oriol Maspons - 1950'se
31 enero 2016
Me hablaba y hablaba sin parar, no me dejaba andar, ni escoger mi fruta, primero, ni el pan, después. Las colas de hoy se estaban convirtiendo en un largo recorrido y además Arturo estaba monopolizado la tertulia. No había forma de salirse del entuerto retórico, ni había hueco para contar "lo mío". De pronto, yo con mis pesadas bolsas de fruta en manos y el alma en vilo ante tanta inusual verborrea de mi amigo, y con ganas de salir corriendo para torear mi domingo, mi jugar al fútbol con los enanos en el patio, mi barbacoa, mis copitas al sol, mi abrazo familiar de fin de semana, pues de pronto - decía - apareció un niñito que al grito de ¡abuelo, abuelo! se agarró a las piernas de Arturo y no parecía querer soltarlo nunca. Detrás del niñito apareció una linda treintañera que los miraba sonriente. Arturo estaba casi llorando, abrazado a su niñito parecía preguntarle con la mirada a la muchacha ... ¿Qué? ... Ella, tras una pausa muy larga, le dijo ... "Fue él el que tuvo la culpa, me preguntó si hoy tampoco veríamos al abuelo, si le dejaríamos solo otra vez - Nos vamos a pasar el día a Altea ¿Quieres venir, Papá?" ....
- Arturo ni se despidió.
Arturo te estaba hablando de su soledad, solo que disfrazaba el discurso con verborrea insustancial. Menos mal que llegó el nieto al rescate, de Arturo y tuyo. De todas las soledades nos rescatan los niños...
ResponderEliminarFeliz Domingo de abrazos y fútbol en el patio mi querido amigo. Feliz compañía.
Gracias, Eme, somos unos grandes afortunados, todos, incluso Arturo, al menos hoy.
EliminarUn abrazo y feliz noche
Arturo me temo que estaba deseando contarle cosas a alguien que le quisiera escuchar y menos mal que apreció su querido nieto: seguro que le apetecía más contárselo a el :P
ResponderEliminarAsí ha sido, Holden ... esos enanos nos devuelven a la vida.
EliminarUn abrazo y feliz noche
Como siempre, los niños están ahí para aportar sentido común...
ResponderEliminarEs cierto, mimarzgz, sentido común ... y sentido a la vida.
EliminarUn abrazo, amigo.
Qué tierno. Las relaciones abuelos-nietos son las más tiernas del mundo.
ResponderEliminarBesos
Y seguramente las más educativas y de modo bidireccional, Celia. Yo tuve un abuelo que aún adoro y recuerdo a cada paso ... y cada vez más.
EliminarUn abrazo y feliz noche
Precioso relato. La soledad nos acecha con su mano alargada. Menos mal que están los pequeños para poner su rayito de luz.
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique.
Totalmente, Maripaz. Conocer a esos enanos es como volver a empezar una nueva vida ... siempre la hay, pero ellos la aceleran.
EliminarUn abrazo y feliz noche
Un texto pleno de emociones... Ay, que pena que la soledad esté siempre a nuestro acecho...
ResponderEliminarAyer mismo hablábamos en cierto grupo de jóvenes veteranos de la Soledad del anciano, del jubilado ... y de muchos que no son tan veteranos. Una verdadera plaga, IR. Desgraciadamente viven a mi alrededor muchos Arturos, buena gente, honrados, sensatos y buenos padres y abuelos ... pero olvidados.
EliminarUn abrazo y feliz noche