28 febrero 2016
Vagar por esas calles viejas, con casas viejas, tiendas viejas, gente vieja y olor a cloaca; entrar en Santa María del Mar como un furtivo, asustado viendo esos altos y oscuros muros, rejas protegiendo estatuas y murmullo de monjes o gente vieja rezando ... "Niño: ¿Te has perdido? - y salir corriendo; beber agua de la fuente de la Plaza de la Olla aunque salga helada; comprar la leche, el pan y explicar que luego pasará mi abuelo silbando - como Él decía que dijera; subir las escaleras de la casa de Carrer Bonaire de tres en tres y pararme a contemplar, maravillado, el ancho espacio dedicado al hueco central y a la bella decoración de los largos y anchos rellanos ... arriba, más arriba, mi abuelo se asomaba para saber su subía ... "Enric ¿Estás bien?" - Sí avi, ya voy, me estoy atando los zapatos" ...
Otra vez me despertó la luz, el aullido de un lobo imaginario y el atronador silencio de las madrugadas del domingo ... todo era perfecto, había madrugado, había explorado nuevos territorios de mi infancia y había comprado lo imprescindible para el desayuno de todos, estaba hecho ya un hombre hecho y derecho ... como mi abuelo ... como soy y aún no sé cómo ha sido ... tan rápido ... tan pronto. El día comienza ¡¡Hola día!! - Hola vida ... ¿Tomas café? ...
Los recuerdos Enrique, los recuerdos, cuantos mas recuerdos en la cabila, mas años en la mochila.
ResponderEliminarMe encantan las fotos antiguas, y esa es preciosa, pero no se qué coche es.
Feliz semana amigo Enrique
Una gran mochila, mcf, muy grande ... imprescindible.
EliminarUn abrazo fuerte.
Ah, mcf, se me olvidó comemntarlo: ese coche parecía un antiguo Seat pero creo que no.
EliminarAsí es, Enrique, apenas nos damos cuenta y ya somos otros, y da vértigo ver las muchas personas que hemos sido y las que aún seremos.
ResponderEliminarBesos y feliz domingo.
Las personas que hemos sido ... gran definición y resumen, querida Celia.
EliminarFeliz domingo ... noche. Feliz semana
Qué recuerdos más bellos tienes, de verdad. Siempre consigues que evoque mi infancia, aún cuando no tiene nada que ver con tus recuerdos. Hoy me he acordado de cuando tenía 5 años y mis padres me mandaban a comprar el pan en el pueblo: siempre quería ir yo porque el panadero siempre me regalaba una pajarita, que era una especie de colín de pan cuya forma recuerda vagamente a una paloma. Y me sabía a gloria.
ResponderEliminarA mi también me gustaba ir a comprar el pan, Holden. En mi infancia se vendía el pan en barras, igual que a hora, pero lo era al peso, es decir, pesaban la barra y si le faltaba te daban un trocito de otra y ese trocito ... ay DM, ese trocito era mi regalo. Nunca llegó a casa ese trocito.
EliminarUn abrazo, amigo
Me encanta cuando nos regalas estos jirones de tus recuerdos. Casi puedo verte correr por esas calles, mojarte bebiendo agua en la fuente y tu cara de velocidad subiendo las escaleras... Nos traes al niño que eras y nos recuerdas al niño que fuimos, para que no olvidemos, para que sigamos siendo.
ResponderEliminarPrecioso amigo Enrique. Todo un regalo.
Un abrazo muy grande.
Gracias Eme ... es curioso como puedo ser capaz de recordarlo después de tantos años y con tanto detalle, cuando, a la vez, llevo uan hora buscando, otra vez, las gafas.
EliminarUn abrazo, amiga.