viernes, 27 de mayo de 2016

Dolores ... esa gran mujer


27 mayo 2016

"La conocí en la barra de un  bar que estaba  justo al lado de la oficina de Castellana, era una chica boom. Dolores era un torbellino de vida, graciosa, marchosa, elegante, divertida y una gran amante.  Nos casamos en el 70 y desde entonces nunca nos hemos separado salvo por motivos profesionales.  Ella es arquitecta y le ha ido muy bien en su profesión.  No me lo preguntes pero te diré que no sé si ha tenido amantes y tampoco me importa saberlo, ella conmigo siempre fue lo que es... una mujer extraordinaria.  Pero ahora, Enrique, a sus 70, está hecha un guiñapo. La artrosis, la artritis, la fibromialgia y un enorme bulto junto al páncreas la tienen de dolor en dolor, de lamento en lamento y de prueba en prueba en cada hospital. Si existe un Dios no puede ser tan cruel con ella. Se le deforman las manos, los pies y cada gesto es un ay de dolor. Su vida empieza a ser horrible y lo peor, amigo Enrique, es que me está arrastrando ... estoy al borde de la depresión pues verla sufrir sin que yo pueda hacer nada me subleva."

Alberto es un chico Madison o Twist, gran juerguista en juventud, en los sesenta, que fue cazado por esa gran mujer sin que él pudiera evitarlo. Yo estaba con él el mismo dia que la conoció. El se enamoró a primera vista de ella y es ahora cuando ha aprendido a saberlo ... él dice verla siempre como la vio en aquel de desayuno en Castellana,  no tiene otra imagen de ella en su mente. Él y su forma de entender el amor me han hecho llorar y lo he hecho como siempre,  cuando nadie me ve. Lamento y admiro su situación y aunque parezca una contradicción el que entienda de lo que esa sensación representa, me entenderá.

Un día cualquiera y una historia cualquiera de un mundo que ignora lo cotidiano, lo realmente adorable, mientras magnifica a sus becerros informativos por encima de cualquier otro valor  que no sea el culto al body, al cultivo de la soberbia sumergida en la ignorancia y al de la siempre incumplida promesa electoral.  Una esperanza queda ... creer que habrá muchos ignorados Albertos que siguen admirando a sus queridas Dolores por encima de cualquier condición.








6 comentarios:

  1. No lo dudes, Enrique, va a haber aún muchos ignorados que aman a cualquier precio y casi con una ceguera enfermiza. En realidad, pobres Dolores que no se dan cuenta de la devoción que dejan escapar, estoy bastante seguro de que tarde o temprano todas se arrepienten en algún momento, porque saben lo que dejan atrás. Las muy malditas lo tienen claro como el cielo azul de una mañana de verano.

    ¿Quién sabe? Quizá dentro de 40 años me vea en una cafetería pensando en qué habrá sido de ti y recordando este post :D

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    1. La vida, observada desde la pirámide al que te sube la madurez, es realmente difícil de vivir y de entender.
      Un abrazo, amigo Holden, espero que dentro de cuarenta años, a mis 107, pueda tomar un café contigo aunque para ello debas cerrar los ojos.
      Feliz viernes.

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  2. Es una historia preciosa. Qué triste puede ser la vejez, como acaba con nosotros... Ojalá al menos no sufriera , lo peor es el dolor.
    Besos y feliz fin de semana, Enrique.

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    1. El dolor y la impotencia de quien la acompaña, querida Celia. El uno y el otro ... solo por amor.
      Un abrazo, amiga y feliz fin de semana para ti, también.

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  3. "Soberbia sumergida en ignorancia", muy bueno, esa es la que Ortega llamaba la masa que alardea de su mediocridad, se médico, abogado o agricultor.
    Ellos están en todas partes, gobiernos, ayuntamientos, universidades, escuelas, centros médicos... lo mediocre nos gobierna, porque lo realmente honesto ni se asoma, tiene demasiado trabajo, el que no hacen esos sobrebios que bucean en las piscinas de la ignorancia.

    Un gran aplauso, amigo. Bravo.

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    1. Gracias, Censura, es un placer saberme coincidente con tu forma de ver este asunto.
      Un abrazo

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