01 mayo 2016
Sopló el viento, ayudado por un calor cercano amable, reconocible y funcionó. La balandra, mi barca, se puso en marcha y hasta en sueños pude volverle a cantar …
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes la mujer que yo amo
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes la mujer que yo amo
……………
Me trae gratos recuerdos.
ResponderEliminarBesos, Enrique y feliz domingo :)
Gracias Celia, lo estoy disfrutando ... más que nunca.
EliminarFeliz semana que ya, casi, empieza, querida amiga
Gracias Enrique, hay música que acompaña letras que envuelven el alma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Tania. Descansaba y mientras la escuchaba me hizo viajar hasta ella.
EliminarUn abrazo, amiga.
Gracias Enrique, hay música que acompaña letras que envuelven el alma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Tania. Descansaba y mientras la escuchaba me hizo viajar hasta ella.
EliminarUn abrazo, amiga.
Me alegro, Enrique, me alegro.
ResponderEliminarUn gran susto, pero ya sabes, Tracy, mala yerba ... Estoy bien, cosas de las miopatías..
EliminarUn abrazo
A veces uno necesita de esas cálidas brisas para ponerse en marcha... ¡el resto luego suele venir solo!
ResponderEliminarAsí es, amigo Holden, vuestro aliento también ayuda. Un millón de gracias, amigo.
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