11 febrero 2017 - 2015
Abrí los ojos y ahí estaba yo con mis ruidosos estornudos saludando al día. Un montón de pañuelos de papel embutidos en una preciosa caja de cartón y uno, saliendo de ella, ofreciéndose como dama en sueños. La papelera del despacho, ahora mueble de alcoba usado como recinto de virus nasales enredados en papel, parecía pedirme que la vaciara. El espejo del baño, como buen amigo, intenta arreglarme el pelo y me lo pinta sobre los ojos ... todo un amigo. Me aparto el pelo de los ojos, me fijo en mis pupilas para no herirme, y sin pensar me veo en ese nuevo mundo que supone, siempre, poder empezar un nuevo día ... no hay más, ni es poco, para muchos es todo.
Pasó la noche ... bienvenido seas, día.
¡Qué buena entrada para comenzar el día! Leerla me ha ayudado mucho, Enrique.
ResponderEliminarUn abrazo, gracias y que tengas un buen día.
Gracias, María José, ya sabes que un castillo de naipes se consigue con una precisa ubicación de cada uno de ellos a la hora de apoyarse unos en otros.
EliminarUn abrazo
Veo que poco a poco vuelves a recuperar tu estado de forma, aunque para ello acabes con todas las existencias de Clenex en los semáforos de la city!! Una vez más, y como siempre, tienes razón : "...poder empezar un nuevo día ... no hay más, ni es poco, para muchos es todo. "
ResponderEliminarA medida que te vayan pasando los años, amigos Antonio, te irás dando cuenta de la importancia que tiene ese o este, mensaje. Un abrazo muy fuerte ... pañuelo en mano, claro.
EliminarEsos som mis buenos días siempre.
ResponderEliminarBIEN HECHO, TRACY, BIEN HECHO
EliminarEl espejo te puede devolver la imagen que tú quieras, así que haz una cosa por la mañana...no te mires. Ya es mucho saber que existe ...la vida y el espejo. Feliz y tranquilo sábado.
ResponderEliminarJajajaja, ay, amiga María Paz, tomo nota de tu consejo.
EliminarUn abrazo muy fuerte