jueves, 12 de octubre de 2017

Disfrútala mientras puedas y San Cachondo Feliz




Fecundidad y larga vida (Sexolution)

12 octubre 2017


Vaya, vaya, si, hoy me ha tocado una de charla cachonda con un amigo que hace mil años que no veo y resulta que vive a cien metros de mi casa en La Playa. Le voy a llamar San Cachondo Feliz, que no se llama así, pero como dice leer mi Blog, de hoy en adelante, lo voy a esquivar, por si acaso. Ahí va la historia o el cuento, de hoy:

Tras una cita con uno de esos simpáticos vampiros que aterrizan a las 8 de la madrugada en los centros de Salud, me he ido a buscar refugio en el centro de avituallamiento mas cercano y allí, sentado en la terraza, si, allí, estaba mi amigo SCF. Cigarro en mano, boina al estilo guerrillero caribeño de antes, gayato en la silla de al lado y El Marca encima de la mesa, todo ello en señal de tipo interesante, serio, arrogante y bien informado. 

Mi amigo estaba ensimismado con la niña de la mesa de al lado, bueno, mas bien con su madre, a la vez que coqueteaba con la simpática hondureña y su hermosa niña, que llevan el local como los mismos ángeles. Pero mi amigo ahí estaba, como sirviendo dones,si, repartiendo excelencia aquí y allá. Parado ante él, a punto de sentarme en la mesa de su izquierda, es cuando me doy cuenta que se trata de él, de SCF. Nos miramos con un muy dialogante ¿? y ¿?, ¿Tú no serás Enrique el de Barçelona? – Entonces se ha montado una verdadera fiesta. 


Su entusiasmo era el de siempre, el que yo recordaba de aquél año 78 que fue cuando yo le conocí haciendo las 344 viviendas de las Lomas del Garbinet, frente al Colegio Agustinos. Estaba igual, incluso mas arrogante y cachondo que entonces, pues, al margen de sacar a escena todo nuestro vestuario republicano, quiero decir de todas nuestras antiguas hazañas en las obras y, como no, de las largas comidas en la antigua Casa Ino de Tángel, mi amigo no dejaba de atender a la madre de la niña de la mesa de al lado, ni a la niña de la hondureña que, según su opinión, “está para hacer cine o para ponerle un piso”. 


Tras media hora de largas parrafadas, risotadas y opiniones sobre el futuro inmediato, siempre sin perder, ni la vista a la colita de la hondureña, ni a la pechera de la vecina de mesa, hemos empezado a hablar, cada uno, “de lo suyo” y ahí, tras hacerle una breve  exposición de mis queridos males, es cuando mi amigo me ha contado su verdad, si, la que me ha dejado sin habla: “Yo estoy bien, Enrique, solo tengo un cáncer en el colon y aunque ya me han hecho varias operaciones y sigo con el tratamiento, lo hago con pocas esperanzas pues  me han dicho que solo el 50% se salvan, amigo y yo, al parecer, tengo todos los números de que vaya a ser que si, que me tumba” …


Lo demás, quizás ya no tenga mayor relevancia para poder contarlo aquí, pero si recordaré lo que mi amigo me ha apostillado, a modo de despedida: “Enrique, no te dejes vencer, lucha hasta el final y da gracias a quien organice nuestro destino, por la vida que nos regala cada día. Disfrútala mientras puedas”.


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2 comentarios:

  1. Tu amigo te ha pedido a ti, precisamente a ti, que no desfallezcas. No sabe la fortaleza en la que tú estás instalado siempre. Con sus luces y sus sombras, claro está. Y me consta que se la has transmitido. Para mí también eres ese “otro amigo” con el que charlo todos los días y cuyo alcance de tus enseñanzas no conocerás jamás. Gracias.
    Feliz día.

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    Respuestas
    1. Gracias amiga Paz ... eres un ángel.
      Feliz jueves, día de La Raza

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