lunes, 5 de marzo de 2018

El niñito y la vida … la suya


05 marzo 2018

Él,  un niñıto todavía para mi, me preguntó, justo antes de enfrentarse a ella: "¿Se le puede ganar a la experiencia? " - ... y yo le contesté; “No lo sabrás hasta que te enfrentes a ella, la vida es muy coqueta,  a veces es hasta infiel, pero se deja seducir si sabes hacerlo bien, con destreza y, desde luego, con mucha convicción". Él no me entendió, era solo un niñito y yo ya cumplí los treinta.

No supe como explicarle que la vida es como es, que solo es la que nos buscamos,  que, la vida tiene siempre los brazos abiertos hacia aquel que la quiere encontrar, al que la busca, al que la quiere, al que no quiere perderse ni un solo segundo de ella … al que siente que sin ella no hay nada. No fui capaz de hacérselo entender, él era un niñito y yo un viejo cuarentón.

Le enseñé que la vida es como la forja, que se aprende a necesitarla y a estar con ella, a  base de golpes precisos, que no debiera importarle serle un amante fiel, que no debiera rendirse nunca ante cualquier dificultad que ella le planteara y que no esperase nunca de ella nada, que solo estar con ella bastaba para  conseguir la felicidad, que no confundiera nunca el éxito con el dinero, ni el amor con el sexo, ni la soledad con el abandono … le enseñé que la vida era solo eso, vida y que aún así era nuestro mejor tesoro. El no me entendió, era todavía un niñito y yo un sesentón … se nos pasó la vida, yo intentando explicarle como es y él … viviéndola.


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2 comentarios:

  1. Profundas reflexiones que desde luego casan con un "sesentón", pero, a los cuarenta eras ya tan reflexivo? Por lo que te leo, observo que el paso del tiempo ocupa muchos de tus pensamientos y eso me parece normal en personas que vemos la vida como un regalo y tenemos la suerte de disfrutar de las cosas que nos ofrece.
    A ver qué nos cuentas mañana. Hace mucho que no sabemos del cura y de la atractiva sesentona.
    Saludos optimistas.

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    1. Bueno, no lo sé, amiga Conchita, pero fui buen estudiante, a los 19 ya era Aparejador, a los veinte era Alférez de complemento y con la mili terminada, a los 23 me casé con mi niña de toda la vida y a los 24 ya era padre. Reflexivo no sé, pero sí era bastante trabajador y me fueron bien las cosas siempre.
      Ah, del cura y compañía, no hablo porque no voy al Ateneo a las horas que hay más marcha pues estoy con la Rehabilitadora que me maneja el cuerpo como quiere, bueno, a mi y a unos 20 babeantes jóvenes veteranos y claro, saliendo de allí, la tropa ya está en casa o en sus labores. Esrta semana termino mis sesiones matinales y ya me acercaré al Ateneo y ... a la Misa, claro, llevo mucho sin confesarme y ya no me caben los pecados en el alma.
      Besos amiga y feliz viernes.

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