11 abril 2018
Tomaba café, esta madrugada, con un viejo conocido, si, de esos que conoces de las obras, pero que nunca recuerdas muy bien ni su nombre, ni que es lo que hacía, ni de que lo conoces, cuando el muchacho, y digo muchacho porque tendrá, tan solo, sus cincuenta y muchos, tras un largo y típico, fraseario de siempre, tal cual: “Vaya una mierda de Gobierno que tenemos” o “Hasta los güevos estamos de catalanes”, ya sabéis, cosas así, pero de golpe, cogiendo la taza del carajillo con firmeza y mirándome a los ojos con dureza, me dice:
“Fracasé y volaron como palomas, Enrique ¿Te acuerdas cuando me decías que no se me ocurriera hacerlo?, pues lo hice, es verdad, me pillaron y ahora estoy aquí, esperando a que sean las nueve y media para que me den a mi nieto, que tiene dos años y lo lleve a ver a su padre pues le toca hoy, ya sabes, cosas del reparto de visitas compartidas. Dragados me despidió cuando estaba en Asturias, hace cuatro años y desde entonces me han dejado todos, mi mujer, mis hijos, mis amigos y, lo peor es que me ha dejado hasta mi banquero. El muy mamonazo, me ha retirado la tarjeta Visa y me quiere, también, echar del piso que tengo ahí, en Miriam Blasco”
Contar estas historias tiene un claro objetivo para mi, sí, habrá que enseñar a aprender a quien quiera escuchar que determinados actos tienen consecuencias irreversibles.
..
Me ha saltado a la vista en la lectura de tu post un nombre. Dragados.
ResponderEliminarTe dicen a ti algo estos nombres? Eleuterio Pérez, Julio Gracián.
Es una pregunta que debería mandarte quizás por otro medio, pero no lo tengo.
La historia de tu amigo viene a confirmar un refrán muy gráfico y hasta escatológico qu decía una mujer muy sabía en esos temas.
"El que de joven come pollos, de viejo caga (con perdón) las plumas"
Saludos.
Mi conocido está en eso, "cagando" plumas, Conchita.
EliminarNo me suenan esos nombres que, supongo, serán de gente que trabaja o trabajó en Dragados, pero eso no quiere decir nada, es más fácil que alguien me conozca a mi que yo a ellos y, además, mi memoria es la de un cuasi setentón, es decir, no acordarse de nada, a esa edad, es, también, una excusa y un burladero para exhibirla.
Feliz miércoles querida amiga-e.
Por cierto, la foto que pones, qué casualidad, parece que ilustra el refrán. Jajaja
ResponderEliminarMás saludos
No es casualidad, amiga Conchita, es lo más parecido en imagen al gesto de mi querido y viejo conocido.
EliminarMil besos, más.
Me parece ami Enrique que la mejor lección en esta vida es pegarse una buena ostia
ResponderEliminarSalud sin ninguna ostia!!
Tienes toda la razón, amigo Toni, eso quiere decir que tienes, ya, más de 50.
EliminarUn abrazo de jueves
Por desgracia estas historias suceden a menudo
ResponderEliminarQuizás sean los que más se ven, Tracy, pero son los que oigo aquí y allá.
Eliminar