lunes, 21 de mayo de 2018

Por qué me robaron el carbón, un enigma sin fin ….


Dalí: El enigma sin fin-1938

21 mayo 2018

Dedicado a una buena amiga, maestra en un colegio nacional, digno oficio al que dedicó toda su vida.

Dame la bolsa y el dinero y sube al segundo piso y dile a la señora, cuando te abra, que ya tiene aquí abajo las patatas. Eso me dijo un malnacido, en mi infancia, allá por el invierno de 1958, abordándome en medio de la calle y apartándome hasta el portal de la esquina de la barcelonesa Calle Cartagena, junto a la Barbería. La señora no abrió, afortunadamente para mi, seguramente habría salido. Como lo que era, un enano inocente, bajé por las escaleras y encontré la bolsa en el centro del zaguán, en el suelo, como pidiéndome perdón. Me puse a llorar y salí corriendo hacia casa para contarlo esperando una buena bronca que no hubo. Unos minutos antes mi Madre me dijo: Toma un duro y la bolsa y vete por carbón; Date prisa, insistió.

Me siento en mi rincón favorito a recordar estas viejas historias, siempre en blanco y negro y me acuerdo de aquella candidez, de aquel lamento y me doy miedo al hacerlo. Hoy, curiosamente, las cosas han cambiado, hoy me dan miedo los niños de 9 años, justo los que yo tenía cuando me pasó lo de la bolsa y el carbón. 

De donde venimos y a donde vamos, el enigma sin fin.



4 comentarios:

  1. La picaresca de aquellos tiempos no tenía en cuenta a quien pillaba por medio, si era niño o anciano.
    Es verdad que hoy nos dan cien vueltas los niños a los mayores.
    ¡Cómo han cambiado los tiempos....!

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    1. Así es, Tracy, ahora da miedo llamar la atención a un niño por cualquier motivo, por insignificante que sea. "Métete en tus cosas viejo de m..." es lo más ligero.

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  2. Veo, Enrique, que estás en los últimos días recordando cosas de tu infancia. Pero yo me pregunto y te pregunto, todos esos recuerdos son "de primera mano" o de las cosas que luego te han recordado tus padres? Lo que yo llamo "recuerdo del recuerdo"
    Un saludo

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    1. No sé, amiga Conchita, soy huérfano desde el 92, y estas historias viven en mi mmemoria desde siempre. Quizás ahora, que tengo tranquilidad y tiempo para pensar, (la fisioterapia me hace perder o ganar, muchas horas donde hay tiempo para pensar), y será por eso que las emociones del recuerdo fluyen hasta la punta de mis dedos.
      Un abrazo, amiga y feliz noche

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