22 marzo 2019
La cola de la lotería tiene, también, su encanto, sus anécdotas y algún misterio. Vicente, ese veterano ingeniero de ccp, de Dragados y Construcciones de toda la vida, me contaba, tras una corta charla sobre el "comovatodo", "paraloquehemosquedado" y el clásico "eranotrostiempos" propio de los que fuimos una efímera manifestación de lo que se fue y ya no somos, que él juega porque su mujer lo hacía siempre. Al irse, en la puerta del local de la suerte inalcanzable, se me acerca y casi al oído me ha dicho: "Enrique, lo hago por ella, antes de morir , en el Hospital, me dijo que nunca dejará de comprar ese número, nunca ... Ella pensaba que si nos tocaba el premio gordo podríamos conseguir que nuestro hijo volviera de Colombia donde se quedó y se casó con una nativa, tras unas obras que hizo allí en el 99, para su empresa. Decía que aquella bella tierra, lo era, pero era tierra extraña y lejana para un hijo suyo".
Vicente, otrora gran y conocido, representante del mundo de la construcción levantina y nacional, quedó viudo en el año dos mil diez, cuando apenas le quedaban unos días para jubilarse y, como él decía, poder dedicarse a su querida Elena en cuerpo y alma.
La vida, a veces, parece cruel, pero lo que nos recuerda, cuando conoces al Vicente de hoy, es que no siempre es posible controlar su tiempo y por tanto ... por favor, no perdamos tiempo en otra cosa, vivir su esencia, vivir la vida esencial no es algo que, siempre, pueda esperar.
Como siempre aleccionadora entrada.
ResponderEliminarGracias Tracy, solo son fotografías hechas juntando palabras.
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