jueves, 23 de mayo de 2019

Votar sin saber a quien, el pedorreo de mi nieto, el marrano en el charco y, como no, Albert camus


Eddie O’Bryan, el maestro del blanco y negro
23 mayo 2019
– ¿Enrique, tú por qué no vas a ir a votar el domingo? – me preguntó Pepe, (el sindicalista hasta la muerte, la suya).
– Mira Pepe, volveré a votar el día que sea yo el que escoja a quien quiero en las listas y no a los que salen en ellas a base de lamerle el culo al jefe del partido local, regional o nacional, según sea el ámbito, que es él, (el gran jefe), quien los nombra.
– Insistí: ¿Sabías, mi querido exsindicalista, (al que, por cierto, no se le conoce trabajo productivo alguno en toda su “carrera”), que el 97% de los votantes no saben como se llama el número dos de cualquier lista electoral a los que ellos, muy aborregadamente, votan?
– Seguí insistiendo: ¿Sabías que sólo el 7 y el 17% de los votantes sabe el nombre del número uno de la lista a la que vota cuando se trata de las nacionales o regionales, respectivamente, y sólo el 34% lo sabe cuando se trata de las elecciones a la Alcaldía de su municipio?
– Insistí, aún más: Mira querido Sindicalista en estado de jubilación prematura, cuando el candidato sea alguien que sale entre gente válida de mi distrito electoral más cercano y le importe mi voto más que el del dedo de quien lo nombra para ello, ese día volveré a votar, es decir, volveré a hacerlo al estilo de como lo hacíamos en aquellas elecciones cuasi clandestinas de la universidad barcelonesa de los 60 cuando nombrábamos a los “representantes del Sindicato Libre de Estudiantes de la UB” de una forma absolutamente real, es decir, el ganador nos defendía y nos conocía a todos tras haber sido aupado por nosotros mismos.
– Mi querido y abnegado Sindicalista en estado de hibernación neuronal, se vuelve hacia mí y me dice: Perdona, Enrique … ¿Qué decías?
– Y yo, por que soy muy comedido y no lo hice, estuve a punto de levantarme y hacer lo que le he enseñado que haga contra esos perversos compañeros, al más pequeño de mis nietos cuando me dice que en el colegio se burlan de él, que es, volverse de espalda y sacando el culo en la dirección de los perversos del bullying infantil, soltarles una larga ventosidad, real o disimulada con un fuerte resoplido, lo cual es siempre un grosero gesto pero… muy efectivo, es decir, cuando lo haces te quedas más a gusto que un marrano en un charco.
– No obstante y volviendo al Enrique más cuerdo diré lo que decía Albert Camus cuando le sucedía algo así: “¿Quién necesita piedad, sino aquellos que no tienen compasión de nadie?” … claro que Él lo decía a la vez que con el dedo hacia arriba contravenía el fondo de su mensaje.
– Bueno, a modo de otrosí, culminando mi momento de locura cuerda, terminaré con otra frase, sin gestos, de mi admirado Camus: “Grito que no creo en nada y que todo es absurdo, pero no puedo dudar de mi grito y necesito, al menos, creer en mi protesta.” … así quedo mejor ¿Verdad?

2 comentarios:

  1. si votáramos a los buenos no se podría hacerlo nunca... la política es política pero uno sabe que le conviene y que no... no hablo en los personal sino en lo colectivo... y a eso se debe votar...

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  2. Ya sabes que me gustan tus batiburrillos

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