miércoles, 19 de junio de 2019

Aún por necesidad, acercarse al pelo del pubis del poder, da arcadas


Guy Bourdin
Fijaros bien: Esa imagen, sí pinta algo aquí

19 junio 2019


Si, recuerdo que yo me sentía mas listo que nadie o eso me parecía, pero, realmente, lo que me pasaba es que me resultaba muy difícil estar bajo el mando de quien me parecía no tener npi de nada de lo que yo si sabía. Recuerdo un buen día, allá por el año 90, cuando se me ocurrió, estando yo como delegado de una importante Promotora Inmobiliaria de ámbito nacional, en Alicante,  proponer la compra de una finca en la Calle Campos Vasallos, en el centro de la ciudad, claro, cuando el entonces un tal Antonio, que como único mérito profesional era el de ser hermanísimo del Presidente del Banco, dueño, a la sazón, de la Promotora Inmobiliaria de mis amores, pero como es habitual, ostentaba, no obstante por su condición de hermanísimo, el valorado cargo de Vicepresidente de la tan querida y ahora requetefusionada S.A. 

Decía, pues, que al tal Antonio, se le ocurrió venir a Alicante a dar una demostración de su sabiduría inmobiliaria y valorar sobre el terreno la propuesta de compra de ese novel y picantoso delegado, cual era el Enrique de Alicante. Para ser breve, cosa que no consigo casi nunca, diré que al tal Antonio se le ocurrió cargarse la compra de tan valorada finca porque en una fórmula de bolsillo que se sacó de su infusa e ignorable sabiduría inmobiliaria, decidió que no encajaban los números a pesar de mis 43 folios que sí amparaban la compra, entre ellos los de un estudio completo y uno de mercado realizado por empresas especializadas en la investigación de mercado que apoyaban los precios que sugerían mi estudio. Lo que mas me sorprendió y, curiosamente, me sirvió de gran experiencia para mis otros éxitos en el futuro, aunque no con tan "entrañable" personaje como juez, fue la entonces para mi incomprensible actitud de mi Jefe directo, el Director General de Promociones, Agustín, quien, aún y apoyando el proyecto a muerte, en un alarde de sabiduría me dijo: “Cállate, Enrique, ese no es el camino”.

Con el tiempo, cada vez más, admiré más y más, ese comentario que a modo de regañina me lanzó mi amigo y querido jefe, Agustín.

Ese día aprendí que el poder lo tiene quien lo ostenta y si quieres acercarte al pelo de su poderoso pubis, aunque sea con arcadas, o te enfrentas y te vas a la pura calle, o lo manipulas y yo no os voy a contar cual escogí pues, seguramente, cada cual tiene su opinión sobre el asunto y, como siempre, antes de meterme en otras consideraciones, bastará con decir que lo importante es salirse con la suya o con la tuya, depende de que lado estés, lo importante es que los proyectos salgan adelante y, ah, no te creas nunca en posesión de la verdad, lo que importa, finalmente, es solo el resultado, ante lo que yo, con los años, añadí que eso era así si el fin era bueno . ¿Me he explicado bien? – Si la respuesta es NO, entonces leeros los tres primeros pasajes de la Biblia. Eso puede ayudar aunque nada tenga que ver ni con Quevedo, ni con esta bloguería.


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