martes, 13 de agosto de 2019

Te desnudas igual que si estuvieras sola

Anna Duncan dancing at Long Beach, Long Island, c.1920′s
13 agosto 2019
– En el kiosco había, hoy, una marcha irregular, sí, irregular porque no había nadie conocido con lo cual no sé si ha sido mejor o peor pues charla ha habido, la mayoría en inglés, francés y hasta en alemán de la parte más radical, idiomáticamente hablando. hemos conocido a Cecania y a Ernestine, puro dulce … ¿Wie ist dein Name? – pregunta la Cecania que era la más alta y con menos colita. No me ha hecho falta traducir, inmediatamente Antoine se ha lanzado al ruedo con su clásico … “N’écoutez pas ces lézards, ils ne connaissent pas les langues comme moi que je suis français … Voulez-vous que je vous emmène dans un endroit que vous n’oublierez jamais?” … y no sé como se lo ha hecho pero las sesentañeras de Babiera se han marchado con él, con Antoine, más contentas que un ocho y más rojas que una gamba. Al marcharse, riéndose a carcajada limpia los tres, Antoine descarga su más ácida y armónica melodía verbal con su … “No penséis mal, me las llevo a Peret y luego y si la cosa continúa bien, les cantaré esa de Cristophe … Les marionnettes en el Pub de la curva de Campello.” – ¡¡¡Será pérfido!! – Se oyó al fondo, con un cierto deje Mutxamelero.
– Al parecer la cosa iba de música en este martes y trece de hoy, pues al salir hacia la cola del pan, pues en la de la fruta no había nadie y por tanto no valía la pena pararse, me encuentro a Mariluz, esa más que bella setentañera, que desde que se murió su segundo y siempre casado amante, ya no es lo que era, pues ha pasado de ir como andan los ricos en una ceremonia, es decir, cabeza alta, mirada al frente y sin mover estímulo alguno ante cualquier incidencia frontal o verbal que se le pusiera por delante, a ir como una chica del PREU de los 50, es decir, con un gesto preocupante de cómeme, cómeme que tengo hambre. Me para y me dice, hola Enrique … ¿Te acuerdas cuando bailábamos en los 90 esa de Jacques Dutroncet moi, et moi, et moi, en ese pernicioso local de la Calle Gerona? Hablamos, nos reímos y luego nos contamos eso que nadie cuenta pero que se muere por hacerlo a la que le preguntas … ¿Cómo estás? … y te lo cuentan.
– Finalmente me fui a mi banco de sentarse ahí en el Paseo de La Playa y mientras me saludaba un bella vieja de mi edad sin saber quien era, lo cual ya empieza a ser muy frecuente en mi modus vivendi actual, teniendo que afrontar esa locura senil que adorna mis sentimientos más promiscuos, me acordé de aquel viejo poema de Sabines que, más o menos, empezaba así:
Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

 

EnriqueTarragóFreixes

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