lunes, 11 de noviembre de 2019

Qué me espera?



11 noviembre 2019

Ningún escenario mejor para reaparecer que el de uno de mis mejores momentos, un lugar cualquiera de tantos y tantos de los de mi feliz infancia.

- Me preguntaban y me preguntaba, anoche, en un utópico foro de gente imprevisible: "¿Enrique, como definirías tú las sensaciones y facilidades que te ofrece el poder cuando lo posees en un entorno profesional cercano, muy cercano, donde las puertas del favor, de las sensaciones, del éxito compartido y de la proximidad,  te hace cómplice del pecado más simple cual es el de aprovechar el momento o los momentos que dicho poder te presenta y permite?"
- Más adelante en el tiempo de la inoportuna noche, alguien volvió a preguntarme": "¿Enrique, sabes en qué consiste la infidelidad matrimonial y si existe la infidelidad espontánea fruto de un endulzamiento de un fondo sensorial inesperado o si ésta puede ser un principio de algo permanente y llegar a convertirse en un convenio práctico-sexual de largo alcance y de contenido por descubrir?"
- Al rato y a eso del tercer café o parecido a eso, a un café,  otro de los utópicos viajantes de mi especial y muy estúpida noche, me pregunta, muy interesadamente: "Enrique, tú crees que la persona a la que puedas llegar a serle infiel, y ser descubierto en ello - en la infidelidad - podrá alguna vez perdonarte por mucho que te esfuerces en explicar que en esa infidelidad no sucedió nunca lo que pareció y que nunca hubo sexo, ni consenso sensual, ni amor invertido o platónico, y que, no obstante y a pesar de todo, en un acto de generosidad impropia, la persona infidelizada te permita volver a tu vida anterior ... sin más?
- Más tarde, mucho más  tarde, otro de los "astronautas", compañeros de esa terrible y enfurecida noche de las tempestades de mi cruel escenario siempre visible, aunque lo oculte con terrones de turrón dulce y grueso, me pregunta, también: "Enrique, se puede ser feliz así, sabiendo que al otro lado de tu cama vive alguien que intenta olvidar tu supuesta traición, que nunca te ha perdonado y que, quizás,  nunca te perdonará?
- Aún y sin despertarme, sólo supe y pude, contestarle al último de mis entrevistadores de esa endemoniada noche: "No".


EnriqueTarragóFreixes



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