martes, 17 de diciembre de 2019

Saturnino, la Tony, Antoine, la Loli, la viuda Agnès y el brindis por su Lázaro, el difunto de oro


Gordon Parks - Fotógrafo


17 diciembre 2019

- Hoy, todos los viejos amigos del PREU tenían sus quejas a flor de piel labial.

- Saturnino, un viejo solterón de los de antaño, es decir, soltero por la gracia de Dios y de la madre que lo parió feo, gordo y bajito, pero, eso sí, con un corazón como un melón de importación, nos dice que a sus setenta y tres le da miedo ir al cajero del banco porque tiene miedo que le atraquen esa banda de rumanos de mala madre que se dedican a ello, a desvalijar ancianos en las puertas de los bancos y de los cajeros. Da igual en el barrio que vivas, yo quiero encontrar un piso aquí en la Playa pues hay más seguridad que en el caso urbano junto al viejo mercado central que es donde vivo, nos dice.

- Antonia, esa bella Tony de los tablaos mediterráneos de la costa valenciana de los sesenta, donde su arte se convirtió en mundial gracias al amor de un Rey extranjero que la mantuvo en la cima de lo suyo hasta que el lindo Rey encontró a una más joven, nos dice a sus setenta y nueve, que le da miedo salir de casa y que cuando lo hace no se lo dice ni a los vecinos pues cree que éstos, (los vecinos, que son todos extranjeros del Este europeo), van a llamar a sus familiares para que le "okupen" la casa como están haciendo con todos sus vecinos, muy ancianos todos, y que ahora, casi todos los que tienen la casa "oKupada", pasan en día con ella y la noche en el banco del paseo de subida a las "MilVi". Estoy buscando un piso aquí en la Playa, en mi barrio ya no hay vida, solo "okupas", drogadictos y gente de mal vivir, nos apostilla.

- Antoine, siempre tan cachondo, con su inevitable acento del Languedoc, nos dice: "Je ne sais pas de quoi vous vous plaignez, jeter des œufs dans la vie, mettre un spary dissuasif dans votre poche et chercher un endroit où vivre où vous pouvez le faire sans avoir peur des gens environnants. J'habite près de la Mairie de San Juan, où viennent tous ceux qui nous volent tous les jours - les politiciens - et je ne me plains pas." (No sé de que coño os quejáis todos, echarle huevos a la vida, meteros un spary disuatorio en el bolsillo y buscaros un lugar para vivir donde se pueda hacerlo sin temor a la gente del entorno. Yo vivo cerca del Ayuntamiento de San Juan, donde acuden todos esos que nos roban a diario - los políticos - y no me quejo). No se rió nadie.

- Lo mejor, no obstante, sucedió cuando llegó Agnès, esa sesentañera de un enorme buen ver, artista, escultora, profesora de francés a domicilio, amante del yoga donde lo practica en la misma Playa, cada mañana con un montón de seguidoras que le hacen el caldo mañanero a diario por donde vaya. Una chica diez. Llegó, besó en los morros al embobado de Antoine, (el chico del Languedoc), nos saludó efusivamente a todos, uno por uno, abrazo de por medio y tan efusivamente que a algunos hubo que separalos de ella a la fuerza y con fuerza pues la Loli estaba ya poniéndose furiosa con eso de que ... "Cualquier día aquí montamos un bar de señoritas, que sois unos salidos" ... y lo dijo en voz alta ante la incontinencia de todos y, especialmente de la bella Agnès que, pasando olímpicamente de ella, (de la Loli, nuestra barista de referencia), y de su amado y embobado Antoine, propone un brindis por el aniversario de la muerte y entierro del hijo de mala madre de su último marido , Lazare, en el 88, que, según cuenta ella, murió al caerse por una escalera de su caserío en la Cote D´Azur de un puro y poco investigado accidente doméstico. Ha habido pastas, cava valenciano, saladitos de la panadería del Garden, y mucho griterío y mucho, mucho cava, tanto que, como siempre la muy malhumorada Loli, acabó bailando como siempre encima de la mesa del fondo, la que hay frente al enorme cuadro donde yace la foto del difunto marido de la bella y minifaldera barista y ... lo que pasó después ya no interesa contarlo, son cosas de Misa y que quedan entre el Párroco y cada uno de nosotros.