6 enero, 2020 por
06 enero 2020
Esos lindos e inevitables buenos días de mi amigo Campillo:
“Observando este bello árbol y la función que ha desempeñado, estoy esperando que acaben todos los fastos tradicionales, de cualquier tendencia, para preguntarme: “Y ahora, ¿qué?”
Ahora, cuando los deseos de felicidad se empiecen a mezclar con lo cotidiano, lo obligatorio, lo rutinario… Cuando los cientos, miles, de amigos que lo han sido unos pocos días, no vuelvan hasta las nuevas buenas del próximo año, ¿seguiré sintiendo su calor, sus risas, su cariño…?
Creo que no voy a desmontar este árbol. Ha sido testigo de momentos felices de tantas personas que debe recuperarlos y mostrarlos durante todo el nuevo y largo año recién nacido.”
“¡Buenos días, ENRIQUE!”
Despues viene la vida cotidiana, la de siempre, la que ojala por mucho tiempo este a nuestro lado...
ResponderEliminarFeliz año, amigo... Un abrazo
Estoy de acuerdo, Ildefonso, la rutina, a mi feliz edad y estado, es una rutina feliz. También es cierto, como decía siempre mi Madre, que solo se aprecia el bien cuando conoces el mal". Lo mismo sucede con las rutinas querido artista y bloguero de lujo.
Eliminarsi trae esos buenos recuerdos entonces puede aguantar ahí un tiempo mas... saludos master...
ResponderEliminarGracias JLO, mi estado es de "gracia". Vivo en una nube, soy feliz, seguramente, porque quiero serlo y puedo asegurarte que nadie influye en esa decisión. Bromas aparte, escribir sobre nuestros recuerdos es un modo feliz de pasear por nuestra vida. A mi me encanta hacerlo.
EliminarUn abrazo muy fuerte, amigo.
Me has dado una idea, dejarlo puesto hasta que se me pase la morriña de la marcha de todos los mochuelos a sus olivos.
ResponderEliminarEstoy contigo, Tracy. Además de ser prudente, algo sentimental, recuerdo de recuerdos y muy agradecido, dejarlo ahí es un gran gesto de comodidad. Montarlo y desmontarlo, el trabajo que da, no es un esfuerzo baladí.
EliminarUn abrazo, querida Tracy.