07 enero 2021
- Pues bien, ante tanta desmoralizante noticia y tanto despilfarro y saqueo de las arcas de lo Público, se puso ante mi una noticia, en TV, que, sin duda, debiera ser de primera página
- Una niña de unos diez años, contaba un muchacho, voluntario que sirve en los comedores que yo llamo de la vergüenza, se acercó tímidamente a él, y le dijo … “¿Tendrían una tostada de pan con aceite y sal, que a mi padre le gusta mucho para cenar?”
- El muchacho, que no podía contener su emoción mientras lo contaba, explicaba que se la preparó y la niña marchó contenta y feliz con su tostada, y la historia concluyó.
- Sin que el muchacho pudiera evitar sus lágrimas, prosiguió y, sin poder terminar de contarlo, explicaba que la niña volvió al día siguiente y, tímidamente, acercándose a él y con voz muy entrecortada, le dijo … “A mi padre le gustó mucho la tostada de ayer noche, ¿Podrían darme otra para que deje de llorar?”
- Creo, a veces, que no sé en qué mundo vivo, pero lo peor es que no sé en cual podría vivir sin que la niña de la tostada tuviera que pedirla para que su padre pudiera dejar de llorar.
Diste en la tecla andaba pensando lo mismo esa gente que se queja porque no puede viajar porque no puede abrazar a un hijo, mientras otros lloran de hambre en el zaguán del vecino un abrazo grande
ResponderEliminarAsí es, amiga Mucha. la luz del sol nos deslumbra y no nos deja ver el detalle de lo que sucede a nuestro alrededor.
EliminarUn abrazo de domingo.
Mi querido Enrique...
ResponderEliminarjustamente...la desigualdad la tenemos al lado todos los dias de nuestra vida y no la vemos...y cuando la vemos...nos falta la capacidad de salir de nuestros "problemas" y comprender que hay otros peores.. Soy anti-queja...justamente porque convivo con estos niños y la realidad me da cachetadas en la cara a diario.. Terrible lo que has compartido pero es real. Besossss