miércoles, 22 de enero de 2020

Las mujeres, todas ellas y cada una en su momento, son un encanto, siempre creando belleza


Playa San Juan - Alicante

22 enero 2020

- Deseaba saber si mi playa seguía ahí ... y ahí estaba, como yo, eso sí, en estado bravío, sí, como amostazado.

- Intenté acercarme y me acordé de lo que me dijo mi médico favorito el viernes pasado: "Enrique, usted ya no tiene edad para sentar el culo en la arena mojada y mucho menos para mojarse los pies, coño, que parece haber perdido el juicio. Déjese de actos vandálicos de poeta caduco y dedíquese a vivir, pero de forma coherente con su estatus y su edad".

- Mala leche tiene el cura frustrado - pensé - pero claro no se trataba de hacer alardes semánticos ante un tipo que parece saberlo todo de mi. Cualquier día me acerco al Centro de Salud en horas nocturna y le borro mi historial.

- Al bajar al sótano, previamente al gesto de sacar la nariz para oler mi mar, me tropecé con Andrea, una linda Venelozana, sesentañera de un extraordinario buen ver y hablar, y hoy, sí, hoy sí, me dijo: "Buenos días Enrique" - Me quedé sin habla, casi me desmayo ... me senté en el coche un buen rato mientras me acordaba de aquella `vieja canción de la Cinquetti  ... "Non ho l'età, non ho l'età" ... ché, para lo que hemos quedado, Enrique - me dije.

- Hacía frío y me paré en la taberna de la esquina del Hotel Playa, para tomarme un desgraciado, ya sabéis, un café cortado, descafeinado, con leche descremada y sacarina. De pie y en la barra, me acordé de lo que me dijo la chica de la Panadería del Garden mientras yo sacaba pecho contándole alguna gracia de galán trasnochado: "Enrique, vaya con cuidado con el bordillo que es muy alto. Agárrese al palo de la señal de prohibido aparcar para bajar y no se fie de sus piernas que aunque está hecho un chaval, no hay que tentar a la suerte" - No le di un beso en los morros de verdadero milagro, pues esa, la de la panadera, fue la frase más amable que recibí y recibiré hoy en todo el día. Un encanto de mujer.

- Olvidando mi anacrónico adamismo y una vez sentado en el banco de mi Playa y como si estuviera envuelto en una ajustada y protectora, marlota, y en un vano intento de darle justificación a mis actos, me acordé de aquello que escribió Ernesto Sabato en uno de sus días de mayor lucidez: "Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil."






6 comentarios:

  1. con el blog estas contribuyendo a esa creación Enrique, así que seguí así que vas bien.... y que linda playa, abrazo...

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  2. Qué simpático tu escrito. Claro que hay que tener precaución a cierta edad pero sin tener miedo a vivir, eso nunca.
    BEsis ¡¡¡

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    1. Eres un encanto, Manuela, gracias por estar aquí, contándomelo.
      Un abrazo de jueves.

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  3. No ha estado mal tu día, si te cuento el mío...

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