Qué nadie nos quite nuestras alas para poder volar
09 abril 2020
- Antonio, otro buen amigo de mi generación, después de una lucha a muerte con el coronavirus, al que contuvo durante quince días, murió ayer. Su hija no sabía como contármelo y en ese gesto aprendí mucho más que leyendo mil historias de como adorar los sentimientos del alma.
- Otro buen amigo, al trasladarle-e la mala noticia, me dijo no sé si en un gesto cruel o de puro abandono: "Malas noticias, Enrique, lo sé, pero tenemos que empezar a acostumbrarnos a este tipo de noticias".
- Otro de los compañeros y amigos, de los ahora extintos cafés de la madrugada, me contó-e algo impublicable sobre lo de los cuidados paliativos a los enfermos que por edad no acceden a las UCIs.
- Pero, por último, fue Leonor, (otra de las compañeras del Ateneo), que al parecer ya usa la Tablet como si fuera su misma nieta, tras una ligera amonestación a la vida por ser tan cruel con los que ahora empezaban a disfrutar de su vejez, fue la que me lanzó el primer y único gratificante cántico positivo de la mañana y que da título a este relato de una pandemia, (la primera pandemia de mi vida), de hoy:
"Qué nadie nos quite nuestras alas para poder volar"
Antonio hoy te mando un fuerte abrazo, es lo que me parece que necesitas más que nunca.
ResponderEliminarGracias Tracy, sí, empezamos a estar necesitados de ellos , de esos grandes abrazos que ahora solo Dios sabe cuando se podrán reproducir.
EliminarFeliz viernes santo.
es que son muchos los días y las malas noticias como para mantenerse optimista... pero no nos queda otra que tratar... abrazo inmenso...
ResponderEliminarA mal tiempo buena cara, dices bien, JLO, no hay otra.
EliminarTodo saldrá bien, arribita el ánimo