26 noviembre 2021
- Ayer tocaba, sí, quiero decir que debía echarle ... valor y acudir al Hospital para hacerme la revisión semestral de mi EPOC. Tan solo eso, parecía sencillo y lo fue, pero también fue sorprendente y hasta emocionante, era como entrar de un modo irremediable en un camino al que no te dejan ver si tiene final.
- No, simplemente se ha colocado una máquina robot a la que le falta, tan solo, hablar, para organizar el recorrido del paciente que, tímidamente aparece ante él tras las indicaciones de los responsable del funcionariado que dicen que ahora es el robot el que manda y organiza las visitas.
- Fue el mejor momento de la mañana. Me puse en la cola para hablar con la máquina...
- ¿Oiga señor, sabe usted como va esto?
... y ahí estuve un buen rato explicándole a todas las señoras y algún señor, todos ellos contemporáneos, el funcionamiento del sistema:
- Meta la tarjeta sanitaria en la ranura y el robot, automáticamente le da un papelito con el número de orden, hora y lugar, donde debe acudir.
- Aquello era emocionante, pero rutinario, pero de pronto llegó la chulapa de la Marina Baixa y dirigiéndose a mí en tono algo ninguneante, me dice:
- ¿Es usted el funcionario que atiende aquí?
- La miré de arriba abajo o al revés, y le dije:
- Mire yo soy lo que usted quiera y para lo que quiera, pero esta es la cola del café y esta es la máquina que los expide...
- Me di la vuelta y me salí rajando, sin volverme, mientras, mi alma me decía ... ¿le pedirá la chulapa un café al robot y se pasará ahí la mañana?
- Se cree usted muy gracioso ¿verdad? - Oí en una cabreada voz, como sonido de fondo.
- Mire, señor, si quiere algo entre dentro y pregunte y no me de mas la vara, que estoy leyendo el informe del médico y me desconcentra.
- Al rato, me llamó la voz que salía de la pantalla donde se indicaban las citas, y hasta me pareció uno de esos contestadores robotizados que te ponen en algunas compañías de servicios en las que te dicen que si no le llega el suministro marque el uno, si le duele el dedo o el culo, de tanto esperar, marque el dos. No obstante, lo entendí, me dio un subidón.
- Enrique, estás bien, no has empeorado, se nota que te cuidas. No obstante, nada de salir a cenar a un restaurante cerrado, allí todo el mundo se quita la mascarilla y es donde se pilla el virus, si quieres salir por ahí, que sea siempre en el exterior, pero si quieres ir a la viejoteca a tomar unas copas y ver a los amigos, no te quites la mascarilla ni para ir a mear; que la mascarilla sea una FFP2, las quirúrgicas no sirven para nada pues deberían llevarla todos y con solo una que vaya sin ella, ya te has contagiado si tú llevas una mascarilla quirúrgica que, como sabes, no es bidireccional como sí lo es la FFP2..
- No estés mucho tiempo ahí, los lugares cerrados y con mucha gente, son el lugar más contagioso de tu universo, recuerda que tienes EPOC y más de 70.
- Estaba contento, me acerqué a la ventana más próxima en mi largo recorrido hasta el aparcamiento, en un claro síntoma de querer volar, de querer salir de ese infierno. Sonó el teléfono dándome un aviso de mensaje-e. Ella me había escrito, cita y mensaje:
- “Que un no ser, que es un más ser, doblado, prendido estás aquí y estás ausente por praderas de magias y de olvido.” Alfonsina Storni- Cariño, espero que todo haya ido bien, mándame un mensaje, por favor.
Exultante post, cuando nos aproximamos a una revisión médica, que habrá de decirnos si seguimos dando lata, o nos aproximamos al borde de la tumba. Qué bueno que estés bien, Enrique. Y a seguirse cuidando. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarGracias, Carlos, pura suerte, así considero que es lo que hace que empeore o mejore, mi salud.
EliminarCuidémonos, hagámoslo por todos aquellos que nos quieren y les gusta vernos sanos y felices.
Un abrazo fuerte.
ME HA SALTADO EL COMENTARIO, CON LO LARGO QUE ERA, EN FIN...
ResponderEliminarTe decía que yo sigo la problemática de tu médico aunque no tenga tu problemática, me siento más segura.
Me gusta tu forma de vivir, es para copiar la alería que destilas.
Besos
Gracias amiga Ttracy, tu eres mi fuente y un ejemplo a seguir. De vti aprendemos a ser amantes de la vida.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
uy que lindos que son ustedes como se quieren. Te mando un beso
ResponderEliminarAsí es, Judit, desde el año 1966 estamos juntos.
EliminarUn abrazo de sábado.
Si Enrique, que bello es vivir y mas si el amor esta pendiente de ti..... Un placer leerte amigo. Saludos
ResponderEliminarGracias, Sandra, rezo para que viva más allá de la eternidad.
EliminarUn abrazo
Me alegro de que todo siga bien... Eso es lo importante... Lo demas en anecdotico, amigo
ResponderEliminarUn abrazo
Puramente anecdótico, amigo Ildefonso. A esta edad, ya nada tiene sentido más que la vida y el amor.
EliminarUn abrazo fuerte, artista.
Un relato entretenido, y por lo que veo, para las dos partes, tú de protagonista y tus lectores de “palmeros”… (no reproduzco las carcajadas) Dicho todo con el debido respeto a tus circunstancias sanitarias y el aprecio personal). Sirva, para que no parezcan insustanciales mis palabras, que también yo realizo revisiones en el Hospital. La frecuencia y las razones las dejo sin publicar. Eso sí, entro tranquilo y confiado y con la puerta de salida abierta de par en par!
ResponderEliminarMáquina como la que describes he visto una al principio del pasillo, pero está inactiva. Por ello nos atiende recogiendo las tarjetas el diligente Ivan. En nuestros centros de salud, como en tantos otros, supongo, todo son sonrisas, amabilidades, buen hacer y eficacia.
Me consta que disfrutaste haciendo de guía tecnológico… Hasta que llegó la de “una en el millar”. Que por lo que relatas toreaste bien.
Ya lo del café… jajajajjajaja…
¡Sin duda vivir es bello!
Abrazos Enrique.
Eres un encanto, Ernesto. Ya sabes que a mi me gusta hacer fotografías desde que era chico, pero nunca me salen, ni saldrán, bien. Por eso me dedico a hacer fotografías con palabras, creo que me salen mejor.
EliminarUn abrazo muy fuerte, Ernesto y sí, vivir es bello, es lo que nos queda.
Qué bello es vivir y ¡qué gracioso eres tú, puñetero! (Perdón, pero necesito este refuerzo lingüístico necesario para que se entienda todo lo gracioso que me pareces).
ResponderEliminarTú eres capaz de transformar en anécdota lo más rutinario de nuestras vidas.
Y me alegro que estés mejor de tus dolencias. OLE OLE
Un abrazo
Gracias, Conchi, la neumóloga me dio buenos datos de los resultados de las pruebas y eso me alegró mucho. La que no pudo dármelas mejor fue la neuróloga, pero me conformo con lo que tengo. Es como si fueras a un restaurante a tomarte un bocadillito y alguien, allí, te invita a cenar marisco, así es mi vida, casi siempre alguien me invita a vivir, día a día.
EliminarUn abrazo querida Conchi.
¿La neuróloga conoce tu actividad de creador, de escribidor, de comunicador...?
ResponderEliminarMe parece que, desde luego, tu mente y tus neuronas están en pleno rendimiento. Seguro que ahí no está el problema.
Ánimo amigo.
Eres un ángel, querida Conchi. Gracias.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Ay Enrique querido, adoro esa forma tuya de contar la vida.
ResponderEliminarMe he reído con tu relato en la sala de espera y me he sentido plenamente identificada. ¿Qué les pasa a los humanos que ya no quieren hablar? Recuerdo otras épocas de mis controles como mucho más sociables y amigables que hacían más llevadera la espera.
Buenas noticias que alegran el corazón y la inmensa suerte tuya de tener a tu compañera atenta y amorosa esperando ansiosa tus noticias.
Hasta las no tan buenas nuevas pueden resultar mejor cuando se comparten con la persona amada.
¡La vida es bella!
Abrazo fuerte amigo
Gracias, LU, por tu amable comentario. Eres un sol que brilla más que cualquier estrella. Todo cambia pero el amor permanece y ahí es cuando digo que la suerte me ha acompañado siempre.
EliminarUn abrazo de domingo, muy fuerte.
A cuidarte mucho y a cuidar de ese amor que todo lo mueve.
ResponderEliminarAbracines utópicos.-
Gracias, Irma. Resistiremos
EliminarUn sincero abrazo-e.
que genialidad tu entrada
ResponderEliminarlo mas importante la salud amada
Gracias mi amable amiga y querida, Mucha.
EliminarLo más importante es el amor, cuando existe.
Un abrazo muy fuerte.