- Me asomé a la ventana y vi como si el viento reinante quisiera arrancar los pecados del alma de la gente y las ramas de esas preciosas palmeras que bambolean como chica bachatera al ritmo del Romeo Santos en una noche de copas, baile de salón y flirteo sensual, en el paseo que allí pusieron mis sabios directores del urbanismo local delante de ella, de mi ventana.
- No obstante, el miedo es libre y yo decidí ir a ver a mi joven optometrista, pues se trata de recuperar la vista de mis ratos de lectura y edición de textos sin que previamente mande un wasap de flirteo total a Ramón en lugar de a la linda Ramona de mis amores, por ejemplo.
- Bien, sí, acerté a darle al botón del ascensor que me lleva al garaje 1 a la primera, es decir, sin pararme en la PB o bajándome al sótano 2. Puedo conducir y hasta leer los carteles de los establecimientos sin problema, especialmente cuando pone Restaurante, Cafetería o Bar de Loli, pero la letra pequeña, pues no.
- Lo primero que hice, al salir a la calle, es asustarme cuando volví a ver el cielo lleno de polvo del Sáhara volando hacia las mil y una noches de mis incontinencias pulmonares. (XD, avi, el cielo está por aquí totalmente rojo, oigo en un audio de mi wasap). Me han dicho que si llueve, que lloverá, se quedará todo como si le hubieran echado un cubo de barro desde las puertas del cielo al mundo en el que vives. (Cristales, coche, calles, terrazas, paraguas, ropa…).
- Llego, echándole valor y mucho esfuerzo, apoyado en mi nuevo bastón inglés, (que es una forma que tienen los pijos y progres de llamarle a una muleta de las que te ponen cuando te caes como si tuvieras un pie roto o un caminar más vacilante que el de la Jennifer López bailando con el Richard Gere en “Bailamos? (2004) | 'Be This Alive'”), me llego a la Farmacia para ver a mi linda optometrista.
- Evasivas, charla inteligente y mil pruebas. “Enrique, el izquierdo al 78% y el derecho al 90,5 %, tienes una vista envidiable” – me dice la opto. Gafas para “cerca” eso sí me hace falta y a ello se pone la chica de los ojos verdes que enamoran a cualquiera que te mire tan de cerca como hace ella cuando te analiza hasta donde alcanzan tus defectos ópticos.
- Mi mañana parecía terminada, es decir, agotada, pero saliendo de la “Farma-Óptica”, me tropiezo con Rosita, esa venerable cantante de Pub de los 80 a la cual recuerdo, siempre, con cigarro en mano y sus inolvidables posaderas apoyadas en el piano, manejando la espalda del pianista a su gusto, la copa que tenía sobre el mismo piano entre sus dedos y con la otra devorando un micro del tamaño de los de la época que enloquecía a los que intentaban escucharla.
- Esa pregunta me llegaba cuarenta años tarde.
Qué maestría de texto, entre el humor proverbial que lo caracteriza, y esta novedad de un periplo para ir con la bella optometrista, más una excusa. y ese causal encuentro con una cantante de nostalgia. Qué bien estuvo esta lectura que me sacó del marasmo. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarGracias, Carlos A. Eres muy amable, mucho.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Jajajaj, más vale tarde que nunca.
ResponderEliminarBueno, no sé, Tracy, no sé.
EliminarUy pobre y se como te sientes yo soy un poco cegata y distraida. Te mando un beso.
ResponderEliminarNada, hecho un chaval, Judit, así me siento.
EliminarUn abrazo.
Un dia mas Enrique, con polvo o sin el, lo mejor es esa pregunta.. que importa que llegara tarde... Saludos amigo.
ResponderEliminarCierto es, Sandra, lo que importa será poderlo contar.
EliminarFeliz miércoles.
Interesante el guion, y entretenido. Imaginación y buen hacer, en hechos e intenciones...
ResponderEliminarYa sobre la última pregunta, dicen que lo "bueno" no tiene edad. Dicen... :))))))
Abrazos Enrique.
Gracias, Ernesto. Estoy de acuerdo contigo en eso de ... "dicen".
EliminarUn abrazo mi sereno y sesudo amigo-e.
Holà Enrique, ahora sé lo del polvo del Sahara. Cuando te leí antes no tenía idea de lo que había pasado. Me enteré por otro amigo español que me lo cuenta en mi blog.
ResponderEliminarDesde allí hasta el final...¡Me encanta como relatas en tono "tragicómico" tus vivencias hasta llegar a destino!
Y luego...¡Vaya tropiezo! Imagino la escena amigo y pienso que...
¡Nunca es tarde cuando la dicha es buena!
Y creo que encontrarse con alguien que alimente bellos recuerdos siempre es bueno
Abrazo va, buen jueves, y viernes y cada día por venir
Gracias, Lu, siempre es agradable leerte y aquí también, eres un encanto. Gracias.
EliminarFeliz jueves, día a día, casi hora a hora, no hay otra.
Un abrazo fuerte, dulce Lu.
ERES GENIAL, ENRIQUE.
ResponderEliminarVarios días, y por distintas razones, sin entrar a tu Blog, y hoy me encuentro con este chispeante texto que me ha quitado la calima de barro que también me manchaba un poco el ánimo.
Gracias, amigo-
gRACIAS A TI, QUERIDA AMIGA, cONCHI. eRES MUY AMABLE.
EliminaruN ABRAZO.
Muy simpatico texto, amigo... Todo lo contrario de los dias de encierro vividos con el polvo del desierto, que aqui en el sur impedia casi salir a la calle
ResponderEliminarFeliz fin de semana, amigo
Por aquí también hemos tenido cielos de sangre, Ildefonso.
EliminarGracias por tu comentario tan amable.
Un abrazo.
Fantastico muchacho un placer es siempre el leerte
ResponderEliminarGracias, querida Mucha, gracias escritora
EliminarUn abrazo.