La mujer del pescador que viene de bañar a sus hijos - 1881. Por Virginie Damon Breton (1859-1935)
29 agosto 2022
- Ayer mis adorables enanos vinieron a verme. Los abracé, hablamos, jugamos y hasta nos esforzamos (nosotros, los abuelos) en aparentar estar mejor que nunca. Mientras lo recordaba pensé una vez más, en ese gran poema de Benedetti:
Cuando éramos niñosCuando éramos niños los viejos tenían como treinta, un charco era un océano, la muerte lisa y llana no existía.Luego cuando muchachos los viejos eran gente de cuarenta, un estanque era un océano, la muerte solamente una palabra.Ya cuando nos casamos los ancianos estaban en los cincuenta, un lago era un océano, la muerte era la muerte de los otros.Ahora veteranos ya le dimos alcance a la verdad, el océano es por fin el océano, pero la muerte empieza a ser la nuestra.
Cuatro de mis mejores casas
Bienvenido el poema de Benedetti. Cuánta verdad en sus versos. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarGracias, Carlos A. Benedetti es inmortal, para mi junto a varios de los grandes de las letras iberoamericanas, lo mejor de lo mejor.
EliminarUn abrazo.
Qué bueno Benedetti!!!!
ResponderEliminarPara mí, único.
EliminarMe encanta ese poema de Benedetti. Te mando un beso.
ResponderEliminarTienes tintes de tristeza en su final, pero es todo lo contrario, nos dice que, llegado al tiempo de los veteranos, se tata de dedicarse, por fin, a vivir.
EliminarUn abrazo, Judit.
Hola Enrique!!
ResponderEliminarMe alegra que tus nietos te hayan visitado, tuviste un dia distinto 😊
Es cierto, cada estrofa, cada verso de Benedetti, a medida que pasa nuestra vida, vamos pasando etapas y le vamos dando sentido a nuestra vida y lo que ayer era lejano hoy es cada vez mas cercano hasta que algun dia nos alcanzara..... pero cuando eso pase espero haber cumplido mi mision.
Te mando un gran abrazo.
Tu comentario da mucha claridad a este, a veces, controvertido poema, amiga Gra. Nos dice que, llegado el tiempo de convertirnos en veteranos, se trata de vivir, dedicarnos a vivir.
EliminarFeliz martes, Gra,
Hola Enrique.
ResponderEliminarMe gusta mucho ese poema de Benedetti desde siempre. (Como todos y c/u de sus poemas)
Y, desde siempre también, me pareció tan real como la vida misma.
Y, por si te dan ganas de escucharlo cantado por Marilina Ross, te paso el enlace
https://www.youtube.com/watch?v=bONfJimAFRQ
(Extraído de un concierto que dio en 1984)
Abrazo y que tengas una apacible semana
Gracias, dulce Lu. Ese poema en la voz de Marilina suena de maravilla, gracias.
EliminarFeliz semana para tí, también.
Hola Enrique Cuando era una niña de dos años , siempre solía perder la braguita mi bikini a la hora de aclarar el bikini , porque a mi la arena de la playa meda tiricia , así que esta entrada es encantadora. como en su día te dije , yo no soy de leer a Benedetti , pero tengo que reconocer que este poema , es precioso y la foto tiene mucho encanto , te deseo una feliz tarde , besos de flor.
ResponderEliminarGracias, Flor, hoy ya va a ser la segunda vez que creo (quizás lo haya dicho ya) que eres un encanto.
EliminarFeliz miércoles.
Pues sí, que tiempos aquellos en que eramos inmortales... Que ilusos...
ResponderEliminarUn abrazo
Jajajajaja. Yo ya ni me acuerdo, Ildefonso, pero, por contra, quisiera seguir creyendo en ello, en la inmortalidad que sentía entonces (que no ahora).
EliminarUn abrazo.
La pintura, acertada!
ResponderEliminarBenedetti... No le he leído nunca.
Niño fui, pero no tengo conciencia de haber albergado esa impresión. Esas apreciaciones según según recorría las etapas de mi vida. Creo que enfrascado en las mías, que puede que no "consciente" del todo, no me haya preocupado de las de los demás...
Hoy ya, "veterano" en algunas facetas, mis nietas me dicen: "Aitite (abuelo) qué inteligente eres". :)))))), nada sé de la muerte.
Como de tantas cosas en la vida... que no me conciernen!
Un día cualquiera, la amapola de color amarillo que crece sola, única, en las campas de Urbía, puede que se marchite, ¡ley de vida! Pero cuantas veces paso a su lado, hoy, nada la oigo murmurar de un mañana del que, puede que no sea consciente.
Fuerte abrazo amigo.
Nada que añadir, Ernesto. Sabes que he aprendido mucho de tu forma de pensar, de tu forma de entender la vida, consciente o no, das siempre patadas al desencanto y te enamoras de lo que ha de venir. ¿Inteligente? Creo que sí. Intento aprender de ello, de ti, de tu filosofía. Gracias.
EliminarUn fuerte abrazo
Hay que reconocer, por lo menos a mi me sucede, que cuando están los nietos en casa (un día si, y el otro también) se me olvidan los achaques propios de la edad, y que no son pocos... así, que benditos y bienvenidos sean siempre, aunque después me tenga que tomar una tortilla de paracetamol.
ResponderEliminarY gracias amigo Enrique por haber traído este bello poema de Benedetti, que nos pone los pies en el suelo, sobre todo, a los que estamos en capilla, aunque yo no soy de los que se comen el coco con ello, así que aquí estaré para cuando quiera venir; y si puede, que me quiten lo bailao, cosa que dudo.
Un fuerte abrazo, y gracias, Enrique, por tan linda entrada, y por la preciosa pintura que has elegido como cabecera de la misma. ¡Todo un lujo para la red.!
Gracias, Manuel, me sonrojaste, que a mi edad eso es un gran mérito (el tuyo).
EliminarLo que venga, vendrá, pero hay cosas para las que no conviene tener prisa, Manuel. Un buen amigo (se lo llevó la COVID en nel 2019) me decía siempre: "Enrique, dejaré de vivir el día que no tenga obligaciones diarias que acometer". Pues eso creo yo también. Los nietos, la lectura, los amigos, la familia, mi amor de toda la vida ... cuanto más tarde, mejor, Manuel.
Un fuerte abrazo.