- Algunos días, algunas veces, quizás solo fueron unos instantes, me habré preguntado que sería mi mundo sin, precisamente, mi mundo. Qué sabemos de la Osa Mayor, la constelación más brillante del firmamento ¿cuándo fue que dejamos de soñar con ella o de llevarla al firmamento de nuestra última salida toledana?
- Aquellas largas noches de calor, moscas y viento en esos apartamentos de Teguise en los ochenta, quedaron ahí, en el "suma y sigue" de la carta a mis Corintios de la disciplina clerical, luego todo ese esfuerzo sirvió para recoger las rosas en mi mes de abril más universal y que nunca olvido.
- Pasa el tiempo y las estrellas y lo que representan, pero mi mundo sigue ahí, lo veo, lo abrazo cuando abro los ojos cada madrugada, dejo que la vida fluya y así cuando me encuentro con la bella Altagracia, una dominicana de lujo que abandera la simpatía de las mañanas del Ateneo, le puedo preguntar: ¿Cómo estás hoy, linda chica? y ella me responde siempre... ¿No tan bien como tú, Enrique?
- Entonces yo, cada día que ella acude al Ateneo le respondo con la parte final de un gran poema de Benedetti que los dos, a dúo, recitamos a nuestra manera:
... hagamos un trato
yo quisiera contar
con ustedes tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.
- Y así, casi milagrosamente, se nos pasan los minutos sin que nadie pueda darse cuenta de ello, pero entonces y ahora, haré lo mismo que hago con ella y con todos los "chicos y chicas" del Ateneo al despedirme, lo hago con un gran y simbólico grito, que es a la vez un gran trato: ¡¡¡Vivamos!!!
Cuatro de mis mejores refugios
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Enrique, eso le digo a una amiga, y a jóvenes que frecuentan lo que escriben, vivan no sea que se haga tarde. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarUn buen consejo el que les das a los jóvenes y no tan jóvenes, amigo Carlos.
EliminarUn abrazo.
ResponderEliminarTriste no ver las estrellas como las veíamos nosotros. Todo cambia.
Que bonito eso de saber con certeza que se puede contar con los amigos, que están cuando los necesitamos.
Sigamos viviendo Enrique.
Un abrazo.
Sigamos, Laura, es tan deseable como efímero, pero es lo mínimo que podemos hacer y no desperdiciarla..
EliminarUn abrazo
Con la contaminación lumínica nos estamos cargando uno de los espectáculos más bonitos.
ResponderEliminarAhora que me hija me manda muchos videos de su estancia en Etiopía, lo que más me llama la atención son los cielos estrellados cuando se sientan al lado de una candela con la gente de las tribus y se ven esos cielos, que aquí ya no se ven.
Si´, dices bien, Tracy, yo tengo un amigo que se va todos los años a Marruecos, al desierto, para eso, para ver las estrellas y me escribe desde allí: "Enrique, esto es único"
EliminarA vivir y soñar como solo lo hacen nuestras generaciones. Te mando un beso.
ResponderEliminarAsí es, Judit, esperemos que ese deseo llegue a todos alguna vez.
EliminarUn abrazo.
Las nuevas generaciones no podrán disfrutar de tantas cosas sencillas y grandiosas que nosotros hemos vivido. No quiero pensar los mares que les dejaremos, el aire irrespirable, la tierra agotada y cansada de nuestra depredación...Solo nos queda gritar fuerte ¡Viva la vida!, es hermoso ¡vivir!
ResponderEliminarAbrazos Enrique
Me sumo a ese grito, Tatiana, como no, nada mejor que eso, desear la vida.
EliminarUn abrazo
Cierto, amigo... Para ver las estrellas es preciso huir de la contaminación lumínica... Escapar al campo... Solo entonces, en la noche, nos sentiremos sobrecogidos al contemplar la vía lactea...
ResponderEliminarUn abrazo
Ay, amigo Ildefonso, yo ya hace muchos años, desde que estuve en Lanzarote en el 85/87 que nunca más he podido sentir esa sensación, ni he tenido tiempo para ello. Es ahora cuando no puedo aunque quiera.
EliminarUn abrazo, maestro de la fotografía.
La creatividad amigo Enrique siempre está presente en ti. La lucidez, el saber y el buen hacer brillan siempre en ti.
ResponderEliminarNo sé si igualas o superas al de la Osa Mayor... :)))))) Esa que los jóvenes ya no ven. Ya no pueden ver, hoy.
Las "estrellas" de la juventud no son hoy precisamente las del firmamento. Ciertos valores de antaño, nuestros, tampoco!
Gran abrazo amigo.
Hay, Ernesto, te voy a decir lo que me dice una gran amiga de las que solo vemos los viernes la nuit y que lo hace con la misma gracia que siempre muestra su acento "andalú": "Es que te tengo que querer, Enrique", cambiando Enrique por Ernesto, ahí queda.
EliminarGracias, Ernesto.
Abrazo remansado de una fria tarde de invierno
Bonito poema.
ResponderEliminarVivamos... sí, eso.
Saludos.
Si nos dejan, compañero. Vivir, siempre, TS.
EliminarUn abrazo.
Ay amigo! qué cierto eso de que ver el cielo oscuro y poblado de estrellas es algo maravilloso.
ResponderEliminarPor aquí aun puede verse en las grandes extensiones de campo, pero hay que salir a buscar esos sitios. A menos que vivas en uno de ellos y tengas el privilegio.
Por estar en el hemisferio sur, no vemos a la osa mayo pero, por ejemplo, sí a la cruz del sur, las tres Marías o la más luminosa y bonita de todas: Sirio.
Maravilloso "Hagamos un trato" como todos y cada uno de los poemas de M.B.
¡A seguir viviendo amigo!
Viendo o no las estrellas "La vida es bella, hay que gastarla en gozo"
Abrazo va
Que linda eres, dulce Lu. Me voy a quedar con esta frase tuya para siempre: ""La vida es bella, hay que gastarla en gozo""
EliminarAbrazo vuelve, pero muy grande.