06 junio 2019
– Esta madrugada, en la cola del pan de azúcar, le informé a una envidiable niña de unos 50 que en esto de la educación social olvidada, especialmente en las colas para comprar lo que sea, aunque sea un vino excreciente, pues que hay un turno y que por mucha muslera que se luzca en ese intento, se debe cuidar y asumir.
– La “niña” refunfuñó y me salió por los cerros de la Pasión de la Úbeda más sensual y convincente y cuasi en jarras, pierna derecha delante, falda tubo subiéndose y ojos de caramelo que te como, me dijo: “Por favor, ustedes ya son viejos y seguro que no tienen prisa y no les importará que la panadera del vino celestial me atienda a mi primero”.
– No me dio tiempo a contestarle, pues el viejo setentón de “misdetrases” soltó un: Por Dios, Enrique, ¿Cómo no vas a dejar pasar a esta linda chica con la cantidad de cosas que tiene para hacer, ver y … regalar?
– Pero un chaval de unos cuarenta, justo detrás del setentón testosterónico, dice: “Y una mierda, yo llevo aquí desde hace diez minutos y aquí hay que hacer cola como todo el mundo, por muy buena que parezcas ser … y estar”.
– La cosa acabó que la niña se coló, el setentón le dio su teléfono, (que la niña rechazó, como no), y el cuarentón dejó la cola, a la chita callando, para seguir discutiendo con la niña cincuentona a saber qué … y se fueron juntos después que él le ofreciera llevarla a “Aries” que, al parecer era donde vivía la niña una vez, y ya puestos a discutir, le pidió a la cincuentona que se coló, a pedir dos de leche que es a lo que él venía y así no perjudicaban a nadie ¿¿?? – (Informo para navegantes sin fronteras, que lo que la niña pidió y la leche del cuarentón las pagó éste, el cuarentón).
– Al verlos marchar, mi amigo el desairado setentón me dice que … “¡¡¡Vaya caraduras!!!” y yo le contesté … “No, no son caraduras, son jóvenes y nosotros … pues ya no”
