jueves, 21 de mayo de 2009

Tenemos que darnos más tiempo, amigos


21  mayo 2009: 

El espacio que queda entre el cielo y la profundidad de la simbólica mina donde discurre la vida de algunos que no conocen otra cosa, es verdaderamente inmenso. Unos viven de PM y otros no. Fácil disección de los grupos de convivencia humana. ¿No hay otra cosa? Eso es maniqueísmo, diría algún amigo de esos que visten con ropa echa una mierda pero que vale un huevo, de color negro, habitualmente, de mi edad y que salen con las amigas de las hijas de los amigos. Son, la mayoría, "oficinatas". ¿Como? Si, si, son divorciados, separados y todo eso, pero esos saben del cambio productivo, de familias desestructuradas y del Perito Moreno, lo que no sabe ni el Ignacio de Pinoso. ¿No puede ser? - ¿saben más que Ignacio? – No me lo puedo creer.

Bueno, pues todo eso te viene a la memoria cuando compartes mesa y mantel con aquellos que lo han sido todo para ti en una etapa laboral inolvidable en "la mina", donde el esfuerzo, la lealtad y el orgullo de pertenencia eran ley. Su comportamiento, su calidad personal y profesional hizo que me uniera mucho a ellos, seguramente, como acostumbra a pasar siempre que te enamoras de alguien, yo mas a ellos que ellos a mí. 

Bien esto no creáis que es una técnica semántica para conseguir la reacción adhesiva del otro; “Que va Enrique, nosotros también te queríamos mucho”, bueno la verdad es que no pretendo eso, pero es que te gusta tanto a la edad de criar nietos que la gente te regale los oídos, que darías hasta una parte del pan con tomate sal y aceite verde que nos dieron ayer en esa parte alta del segmento maniqueista de la convivencia, los de la PM, vamos.
Vistas, gente PM jugando al golf, fotos abrazos y un ratito de cuatro cortas horas que se hacen mejores cuando las recuerdas, incluso más que cuando las disfrutas como fue el caso de ayer. Darle un abrazo a Juan, con esos ojos tan encantadoramente tristes que mostraba ayer, me sentó a gloria y a unas imposibles ganas de estar con él durante las próximas cuatro mil horas, oír a Ignacio y a José Luis discutir sobre quien la tiene más gorda, (es una forma de hablar), me resulta tan encantador como aleccionador. 
Los dos están en vena y se saben, como nadie, cómo están las cosas en el mundo profesional inmobiliario de hoy. José Luis es la voz del embaucador que hace lo imposible para que el mundo le adore por lo que sabe, lo “dice” sencillo, en plan pueblo, se le entiende y bien. Ignacio, por el contrario, es selecto, le gusta escuchar lo que dice, sabe que se lo sabe y que su voz es dogma de fe donde va. Se explica y trabaja como un jefe, es “corbatas”, no es panoli, todo lo contrario, es pragmático y profundo, seguro e indiferente, acompaña con la mirada y el gesto sus verdades. Los dos son los genios del mercado inmobiliario de hoy, los dos, siendo opuestos, son líderes, aún, de un sector en crisis. A saber lo que inventarán si esto sigue así.
Pero todo esto no sería nada si no fuera porque, al final, Rafa te lleva al sofá, a su sofá, y te hace lo de los novios después de la boda, va y te enseña las fotos de sus viajes. No me desparramo pues tengo la sensación de que me va a dar algo, no me apoyo en el vertical porque me duermo, que yo me conozco, no sé si tomarme la pastilla de la muerte súbita o la aspirina c, que es más suave, para que piensen que tengo una crisis cuando salga la espuma por la boca y me manden a casa. Bien, pues cuando ya creía que me iba a morir, o a dejar que lo pareciera, va y el tío se destapa con un TV 42”-tft-Full HD 1920-1080p, un MiniMac conectado en vivo con el TV, un reproductor Blue Ray de la leche, un cine en casa con altavoces que se meten en los calzoncillos, en fin, no pudimos/no pude evitarlo, como los del anuncio de la Heineken, empezamos a gritar Aaaaaaaaaaaaaaaah. 
Dios mío, que fotos, que música, que sonido, que gracia tiene el “ joío” haciendo las narraciones de las vistas. Anfitrión de lujo y un lujo de amigo, su frase de despedida es la del título del Post: “Tenemos que darnos más tiempo, amigos, el tiempo que asignamos a estas reuniones es muy corto”
Te lo dice y te lo crees, es verdad, apenas hablamos y, sin embargo, pasaron cuatro horas sin que nos diéramos cuenta.
¿Y para qué nos cuentas ésto?, diría mi amigo de Ibiza. Pues no se muy bien lo que le contestaría, pero seguro que acabaría transmitiéndole que llegar hasta aquí con este reducido, pero caluroso, grupo de amigos de toda la vida, es algo muy deseable. Yo los tengo. Os recomiendo que hagáis lo mismo, que los disfrutéis, seguro que los tenéis ahí, "mañana les llamaré", diréis siempre, ¿verdad?. El tiempo pasa muy rápido y a lo mejor se pasa sin tener tiempo para ello.

2 comentarios:

  1. "Os recomiendo que hagáis lo mismo, que los disfrutéis, seguro que los tenéis ahí, "mañana les llamaré", diréis siempre, ¿verdad?. El tiempo pasa muy rápido y a lo mejor se pasa sin tener tiempo para ello."

    No puedo estar mas de acuerdo con ese final del texto.

    Un abrazo amigo.

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    Respuestas
    1. Gracias Antonio, tarde, pero contesto, once años no son nada.
      Un abrazo muy fuerte

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