jueves, 4 de junio de 2009

La Fe, mueve montañas




04 junio 2009: 

UN DÍA EN LA FE, MUEVE MONTAÑAS.

La una menos cuarto, cuatrocientas personas, o mas, paseando por los vomitorios de acceso al Hospital, pasean de un lado a otro del rellano de la entrada, fumando sin parar, algunos van con el gotero puesto, otros son "batas blancas" dando ejemplo, todos fumando, el aire es irrespirable, hay que ponerse máscara para atravesar esa barrera que hay en la puerta. Por fin entramos, pasillo tras pasillo, hasta llegar a Neurología, ni una sola ventana, todo viejo, antiguo mas bien, todo desgastado y mal cuidado. Hay que entregar el "libreto" a la enfermera que está escondida dentro de una habitación asquerosa, junto a otras tres, en uno 4 m2, pero no les falta el humor. Hay que sabérselo, en otro caso, pierdes la mañana. Miento, están las del SAIP de la entrada que aunque procuran pasar desapercibidas, si te pones duro y les llamas tres veces con voz enérgica te atienden, salen de su letargoso, "mamá como está el niño" y con una cara de asco infernal te atienden, incluso levantan la mano en un gesto muy gráfico, pero efectivo, como queriendo indicar que es "por allí".
Todo es genial, incluso los médicos, todo es genial. Bueno, los médicos son lo mejor; "Mire, no se ha inventado nada para lo suyo. La DFEH no tiene tratamiento, seguimos igual, haremos el exámen y veremos su evolución, con ello ayudaremos a los que tengan su misma enfermedad en el futuro, y lo de la prueba genética no se la hemos hecho, porque desde 2007 está paralizado el gasto. Es muy caro, para un solo votante y no es políticamente rentable, me refiero a que el gasto no lo es para un solo caso. ¿Lo entiende?" - Teniendo en cuenta que es la única salvación de mis biznietos, pues no.
Ellos no tienen la culpa, pero se me ha quedado unas ganas enormes de convertirme en el jefe de los Sioux de mis películas de la infancia y arrasar todo aquello.
Pero, mira por donde, lo bueno, lo aleccionador, la clase magistral del día, la he encontrado en la sala de espera. Una hora y media esperando y sufriendo la nefasta capacidad de gestión de la SS, han servido para observar lo que allí se cuece. Seres golpeados y maltratados por genes cabreados acaban sorteando la vida con una naturalidad encomiable. Viven, sonrien y aman como cualquier humano, miento, seguramente ellos son los verdaderos humanos, ellos saben valorar lo poco que tienen, ellos son mi lección de hoy, NO TENGO DERECHO A QUEJARME DE NADA, no tengo derecho a quejarme de nada, y así lo repetiré hasta que me duerma.

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