A vivir que son dos días

04 junio 2009:

No es el título de un programa de éxito de la radio, pero si podría ser un estimulante método de vida al estilo del que me propone mi querido germanet cuando se refiere a aquello del otro día; Trempar, poc, i riure, molt. Es decir, no te preocupes tanto por las cosas de hoy, tu ya no las vas a arreglar, y ríete de todo, de todo lo que puedas y de quien quieras.

¿Estás cabreado con el mundo?, me dicen otros, ¿pasa algo?, esas y muchas mas, son las notas-e que hoy he recibido de algunos amigos que han intuido que podría estarme pasando algo. "Hoy me has dejado un poco preocupada, pues no he visto en tu escrito ese animo y alegria que otras veces nos infundes". Eso me decía mi nueva amiga de Madrid que se ha convertido en mi ángel de la guarda casual.

Solo pasa que descubres que, en muy poco tiempo, te cuesta muchísimo mantenerte en el mismo nudo de la subida a la cuerda, y que la energía necesaria para ello hace aguas por todas partes y si a todo ello le unes la actitud de determinados espectros vivientes consentidos, hijos de la mala educación y fruto del vivir sin esfuerzo alguno, que no saben nada de nada de la nada y que encima se pongan en tu camino, eso es una fatalidad letal, pues ellos son lo peor de cada casa.

Pero como he prometido a mi amiga Charo, esto no volverá a repetirse, no me lo puedo consentir. Tengo que vivir mucho y tengo que darme prisa para ello. Mañana me tomaré un café con Alberto y le daré dos abrazos y ........, nuevo.

Para despedir la noche, algo me ha traído a la mesa de mezclas, una canción, que en otro tiempo, ponía una y otra vez sobre el plato hasta desgastarlo. No es una canción triste, es una canción de amor, de amor puro e inimaginable. Pura lección de vida.

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