Me acerco, de madrugada, a mi piscina, la más alta de las tres, allí donde Maribel me pueda ver bien. Ya son las nueve y media, piso despacio para no hacer ruido, las bestias duermen, el alma descansa, procuro andar con disimulo y mas tieso que una vela en un entierro de los de antes.
Voy así porque con mis andares especiales, la otra noche, (el viernes), me paró una amiga de correrías, la chica Dársena, y me dijo: “Chico con ese balanceo vas a arruinar la vida y el alma de todas las féminas del local”. No, si no lo hago adrede, le dije. Pensé que darle mas explicaciones sería inútil, nadie escucha más de cuatro palabras seguidas, te interrumpen y te cuentan lo de su espalda, lo de su nieta y lo de lo muy mala que ha estado toda la semana. Además, como ya estoy casi completamente sordo del izquierdo, no me pierdo nada, sonrío, digo si, si, si, y si veo que me miran raro, entonces digo, “claro, claro,…”
Pero lo cierto es que me lo paso bien, “pasito palante, pasito patrás, doble vuelta, cha cha cha”, fenómeno, eres un fenómeno, me dice Paco el arquitecto, al que hasta el viernes le llamaba yo Papa Noel, pues no sabía su nombre. Pero Maribel, otra Maribel guapísima que también baila al compas de casi todo lo que hay que bailar bien, me pregunta a la vez que me informa que nunca ha oído canción más bonita que esa que empieza con eso de: “Cara Bonita, cuerpo de mujer, …… o algo así …..”, y que no sabe quien la canta. Pues “paeso” estoy yo. Luego os lo cuento.
Al borde del lago azul de mi piscina oigo a un par de pre- jubilatas, (quiero decir gente de mi edad, o más), exbancarios, tan bien cuidados y tan deportivos ellos, digo que están diciendo que en la Banca ya están dando instrucciones a los empleados y directivos alertándoles del riesgo potencial de que sean carne de secuestro exprés. Cuando subo y me meto en la Red, leo un artículo que confirma el rumor piscinero, leerlo me hace sentir, cada vez más, que los tiempos que preconizaba el ya repetido Mad Max, están a la vuelta de la esquina.
El titular es este:
Los bancos alertan a sus empleados ante posibles secuestros exprés por la crisis.
Les advierten de que deben cuidar de su familia y de todos sus movimientos. Claro que, bien pensado, eso ya nos puede pasar a todos, no hace falta que seas empleado bancario para que esto te pueda pasar.
El otro día el hijo de Marc Vidal le preguntaba si ZP y Montilla eran del mismo equipo, pero yo, hoy, no me pregunto, casi afirmo que hay tantos equipos como personas, el “yo primero” prevalece sobre cualquier otra filosofía de vida, pero yo si tengo que escoger algún equipo, me apuntaré al de los perros o al de los monos, son mucho más racionales, y más nobles, que los HS. Ya sabeis aquel dicho que dice: “Cuanto mas conozco al hombre, mas quiero a mi perro”
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