sábado, 15 de agosto de 2009

El erotismo hecho amor, puesto en el sector de la edad terciaria, es algo maravilloso, ejemplarizante y poco conocido.



15 agosto 2009

Hay veces que esos enormes deseos de amar llegan mucho mas lejos.

“Dale que toma”, y otras armoniosas herencias del claustro musical de la era, y de la hora, dieron paso, milagrosamente a una sinfonía irrepetible:



  • “Una meche de chveux Une mèche de cheveux - Qui venait ressusciter - Le souvenir d'un temps heureux - Le doux mirage d'un été - Le doux mirage d'un été”.
Eso, que sonaba a música celestial, se perdió entre mis sueños reales cuando enfrente, como un espejismo hecho vida, tenía a una pareja hermosa que sumarían, entre los dos, las 15 décadas, más o menos, abrazados, haciéndose finas “monerías” que provocaron en mi, y en mi Santa, una perdida y sorda reflexión sobre la diferencia entre el amor hecho ensueño y el que se desprendía unos metros más allá donde unos tremendos vampiros nocturnos palpaban todas las partes redondas de las quietísimas y extasiadas divas ocasionales, mientras intentaban danzar a un ritmo que ni oían, desperdiciando así, algo que, igual, ni saben que existe.



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