19 agosto 2009:
Esta mañana, en una visita de rutina, para mí, a mi clínica favorita, después de dejar a La Directora en sus nuevo tratamiento de fisioterapia, me he escapado al bar en una maniobra que no se si debiera haber hecho, pero que me ha servido para saber donde hay gente y donde hay “chusma”.
Esta mañana, en una visita de rutina, para mí, a mi clínica favorita, después de dejar a La Directora en sus nuevo tratamiento de fisioterapia, me he escapado al bar en una maniobra que no se si debiera haber hecho, pero que me ha servido para saber donde hay gente y donde hay “chusma”.
Resulta que tomando mi café y metido en mis cosas, casi como Iker, el hijo de mi preocupado amigo de ayer, oigo que ...
Pues mira, aparece un buen amigo, abogado de lujo, excolaborador de la Metro y hombre bien conocido en la élite mundana local, y me entrega un cariñoso saludo y los consabidos “quebienteveo” y que suerte has tenido al retirarte a tus aposentos de la salud perdida, en este momento tan malo para el sector inmobiliario. Cordial y amistoso y sobre todo ha querido hacerlo, ha venido a saludarme y a interesarse por mí.
Pero con él iba otro divo, cuyo bulto solo he podido ver ya en la calle y de lejos, pero este actua más como los del estilo del Josemi y no de los de a pie como el primero que sigue siendo un Señor.....................
Como a su vez es también muy amigo de uno de esos enriquecidos con el sudor de los demás, de esos CD de los del blindaje al que yo, y sobre todo, todos sus discípulos, critiqué y criticamos amargamente por ello, pues no le ha parecido bien venirme a ver por si le preguntaba cómo le había ido lo de ser Jefe de la exitosa Obra de las Torres del RM, cargo que nos contaba que compartía con el de Director Generalísimo de la nada y de las excelencias de caza en Sudáfrica, al estilo “o sea”.
Figuras y Patanes, sabios y soberbios mentecatos que se creen las medallas que se imponen ellos mismos.
Ese es el mensaje de hoy, la vanidad y la sabiduría, no se llevan bien, lo siento por ti, amigo JA, yo ya no llevo pinganillo para recibir órdenes de nadie que marque mi opinión y, además, no tengo que decir “o sea” cada tres palabras.
Cuídate te he visto más ancho que yo, incluso, y muy desmejorado, seguramente será el estrés de las obras y de la caza de leones, “o sea”
Esta era la conversación que oía esta mañana en la Clínica Medimar entre un conocido Excombatiente Inmobiliario y su compañante, que se sentaban justo al lado de mi mesa en el Bar de la planta Baja y que no he podido remediar oirlo, aún sin querer hacerlo.
Ya ves, a mi edad y aunque sea por cuenta de otro, aún aprendo algo cada día y lo que me queda, claro.

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