A la distancia de un clic está el peligro para nuestros hijos?

.

22 agosto 2009-2017

“... Mi primera felina se parece a melina- Le encanta ropa a medida - Ella es tremenda asesina - Cuando me besa esa niña - Como nunca termina - Le gusta la gasolina - Le dicen la bambina …”, con este fondo cultural tan rico, es imposible mantener una post-charla con un mínimo de rigor. El tema era muy interesante y lo fue.

¿Como educar a esos adolescentes de la era digital si ellos absorben y se mueven en medio de las nuevas tecnologías cuando nosotros solo lo hacíamos con el “guá”?

“Nosotros podremos estudiar el manual de cualquier terrorífico y misterioso programa informático y a pesar de ello nos movemos con dificultad en él, pero ellos no, ellos los usan de un modo intuitivo y preclaro. Así es difícil tutorizar la conducta de nuestros hijos ante la Red, ante internet.”

Eso me decía anoche un atemorizado y desmoralizado padre de un chaval de 14 años al que no podía controlar sus conductas “on line”, es más, su desmoralización llegó a recurrir a conductas violentas de represión cuando una vez la criatura le dijo a su padre; “venga Papá, déjame en paz que tú no tienes NPI de esto”.

Otros me contaron que habían decidido dar de baja la conexión a internet y aunque la criatura ya no les hablaba, tampoco, por lo menos sabían lo que hacía cuando estaba en casa. En eso tenían razón. El problema es que ese chaval, o chavala, a la que le pongas un filtro, se lo acabará saltando y si le cortas el internet en casa, acabará en otros puntos donde lo hará con total libertad y sin que sus tutores no se enteren de nada. O sea, peor todavía.

¿Tú como sabes que tu hija se va a casa de una amiga el domingo por la tarde, o a tomar unos helados con su grupo, cuando dice que eso es lo que hace el sábado por la noche que es cuando la dejas salir hasta las doce y porque te ha dicho que está en la “Urba” de dos calles más abajo con su grupo.?

Si ya sé que no sabes que decirme, pues lo haces y lo haces bien, le decía yo a uno de ellos, tú, como buen padre, le preguntas de un modo aparentemente despreocupado, pues a donde va, con quién va y de donde viene. Sigues lo que hace y le orientas sobre los peligros que puede encontrar en ese otro mundo que hay detrás de la puerta de su casa, pero no le pones un GPS en la ingle, ni una cámara oculta encima de la ceja. Ni debes ni puedes. Todos hemos salido adelante solucionando nuestros problemas desde la pubertad y siempre hemos encontrado donde resolver nuestras dudas, algunos con los amigos, otros con los hermanos y otros, los menos, con los padres, ¿verdad?

Pues lo de Internet es lo mismo, ponlo en lugares comunes de la casa, métete en el mundo digital, (no hay más remedio), vístete de internauta atroz, discute con tus hijos sobre las ventajas e inconvenientes de su uso y de que páginas ves y cuales ven ellos.

Pregunta por lo que ven, negocia con ellos un intercambio de nuevas web descubiertas y con ello comentar y ver qué utilidad tienen.

Aprende a utilizar sus herramientas de uso diario, Messenger, “aifon”, correo-e, noticias en red, prensa, revistas, música, videos, p2p, etc.

Aprende a bajar música o pídeles que te la bajen, mándales correos-e, métete en su tuenti, o en su facebook, dile que te expliquen que es Twitter, y si no lo sabe hazlo tú y métete en su red.

Si lo haces te podrás comunicar con ellos constantemente, si quieres y quieren, claro, pero ese es el camino, no hay otro, nada de filtros al internet ni de darlo de baja, mucha dedicación y mucha suerte, de todo hay que tener, para que esos monstruitos que tanto queremos y que hoy pueden pulular a sus anchas por la Red al alcance de un clic no se conviertan en monstruos apegados a las malas artes que provoca una educación que, hoy por hoy, es la culpable a mi juicio, de lo que vemos en nuestro entorno, en cuanto a comportamientos juveniles se refiere.

Un comentarista de apoyo espontáneo, que había estado toda la noche sin abrir boca, soltaba una frase que me motivó cierta reflexión pues con el “felina” de turno no me enteraba de nada. Dijo: “Oye majo, dirigiéndose a uno de los preocupados y algo encopados padres: no podemos echarle la culpa de las muertes de la carretera al inventor de la rueda”. Le miré durante tres largos segundos, me miró él también y dije hacia adentro; ¿coño que hace un tío así, tan listo, en un sitio como éste, tan calladito y tan serio?

Concluyo, para no aburrirnos mutuamente, que el peligro no está al alcance de un clic pues en el clic, con toda seguridad, tenemos la salvación. Solo es cuestión de cliquear bien.

. 

enriquetarragófreixes