Tino, el Bora-Bora, Los Sparx y el sentido de la vida no siempre está donde crees.

19 septiembre 2009: 

Imprescindible poner la música para situarse en el modo de la escena:

Doce menos cuarto, tras la primera charla y entrando ya en coma auditiva, tras los primeros comentarios:

-Nosotros a las doce y media, o a la una, como máximo, nos vamos.

-Claro, tendrás que ir a misa de 8, o algo así.

-No, es que tengo mucho trabajo y me gusta empezar temprano. Esto de venir aquí está bien, pero a mí lo que me gusta es leer. O sea que si llego a casa y no puedo dormir pues me pongo a leer.

-¿Y que estás leyendo ahora, si se puede saber?

-Estoy leyendo la mano de Fátima de Falcones, el de la Catedral del Mar.

-Jo, me lo tendré que comprar. Pero claro, antes tengo que leerme La Metamorfosis, y La Conjura de los Necios que aún no los he tocado con el asunto de la preparación de las clases de la UA. Ah, se me olvidaba, tengo “Los Pilares de la Tierra” en mi mesita de noche, como un adorno mas. Lleva allí unos dieciocho años, sin exagerar. Lo he empezado unas trescientas veces y luego lo dejo. Cuando lo vuelvo a coger ya no me acuerdo de ninguno de los extraños nombres de sus personajes.

-No te preocupes, al Falcones se le lee con facilidad.

-Vale, tu a lo tuyo, pero eso es cierto, la Catedral, con sus 500 páginas, me llevó solo tres noches.

Todo esto oído con mi sordera al máximo nivel y con el JA Solís dale que te pego con el “no quiero ser más que tu amigo”

Pero aaquél que ameniza los oídos del grupo con su música, intenta acabar conmigo rematándome el tímpano izquierdo, poniéndome, con el cariño habitual, EL Bora Bora del Magan & Rodríguez para romperme el “Martillo” y la cadera de mi vecina de concurso, para luego endiñarme a los “Sparx”, para enamorados y para enamorarse un poquito más, como es el caso.

Alargo el brazo hacia el cubata de Maribel, pero oigo un; “Esonó” que me hace decir instintivamente; No si voy a limpiar el cenicero que estos son unos “empedernidos”. – Oigo un; yaaaa, a lo lejos, mientras voy hacia los lavabos.

Imprescindible poner esta canción para relajarse tras la escena anterior y entrar en situación:

Bueno, pues con estos nuevos sonidos, me voy a la zona de lavabos.

Ya os he dicho lo de los chinos claros y los lavabos públicos. Cuando sales siempre parece que te has meado y es que no tienes que lavarte las manos, “te lo he dicho mil veces”. A mí me parece que lo mejor es no ponerse unos chinos claros y ya está, ¿verdad?

Lo digo porque al entrar sale uno que le llamamos el Popeye, que no se si se habrá meado, pero lleva una mancha ancha y escura desde allí hasta el zapato que ……. Y claro, va con chinos beige.

Pero allí, en los lavabos, allí esta Tino. Debemos tener una próstata de tamaño parecido, pues siempre coincidimos. Es un buenazo. El 23 y el 30 del mes próximo, protegerá a mi querida de sus fans, que son muchos, por cierto, mientras yo me iré de viaje por la UA.

Y nos estamos allí, en los lavabos, dos horas. Por eso él, que me tiene como amigo porque “tengo la mirada clara”, nos adorna las noches de los viernes con su habitual torrente de fuerza, simpatía y abrazos. Es un sol.

Luego vino El Nº uno en ventas inmobiliarias de San Juan con su guapísima Marmorena y terminaron de arreglar la noche que tras la charla inicial no sabía por dónde iba a ir.

Hice las fotos de rigor para la revista del Club de Fans, no sin antes escuchar que aquél señor que está allí compitiendo y que va con esa desmelenada chica joven, morenísima ella, pantalón estrecho y aguja en tacón, que tan bien baila, tanto que es imposible leer el nombre que lleva el botón del bolsillo de atrás del pantalón, por mucho que te fijes, pues resulta que la chica no es su hija, que parece que es una de esas que se alquila “palucir” en las fiestas de “aliño”. ¡Qué escándalo! - “Como sois los hombres”, dice la chica que tiene un novio que ahora no viene a las conferencias, ni a los concursos, porque le ha dicho que está de vacaciones con su mujer en Asturias.

Bueno y todo eso qué. Pues nada, al fondo seguía mi amiga, el ángel de la noche, como ya dije hace unos días, seguía igual, bailando y animando a la hermana de Tino, de tal modo que me senté a mirarlas. Tino feliz y con él, lo estaban todos.

A veces el sentido de la vida, está donde menos te lo esperas.

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