viernes, 2 de octubre de 2009

Maldita Metrovacesa, ¿cómo has caído tan bajo?



01 octubre 2009:  

Que nadie piense que algún tipo de resentimiento me mueve a escribir este post, todo lo contrario, Metrovacesa fue mucha Metrovacesa para mí. Allí dejé una importante y feliz parte de mi vida profesional hasta que mi salud me lo impidió. Pero ahora los tiempos han cambiado y no estoy muy seguro que el brazo director de la compañía sepa todo lo que hace, y sobre todo, como lo hace, su brazo ejecutor.

Hace pocos días tuve que ir a declarar ante un juzgado de lo Social, en Alicante, porque fui citado por un empleado que fue despedido en Mayo pasado por un despido improcedente reconocido, pero con discrepancias en la liquidación. El empleado en cuestión, al que en los últimos tres años, desde mi salida de MVC, había visto dos veces, me llamó para que contestase SI a la pregunta de si la firma que llevaba un determinado documento que se firmó en el 2001 era la mía.

La sorpresa la tuve allí cuando si bien antes de entrar estuve compartiendo charla con mis excolegas del Area de RRHH con toda normalidad y, hasta con amabilidad, en el interior de la sala, un aparatoso picapleitos que representaba a MVC empezó a insultar al empleado demandante, y de rebote a mí, diciéndole que mentía sobre la autenticidad del documento y de la fecha de su firma. Aquello era más propio de una juerga de taberna de barrio que de un juzgado, fue muy desagradable, por lo menos para mí. Pero pensé que el estilo de la casa había cambiado y nada más. Peor para ellos, me dije mientras me mojaba amargamente, caminando bajo la lluvia en dirección hacia mi coche, que estaba felizmente aparcado en una plaza para minusválidos que está justo al final de la acera que hay frente al Juzgado. Me puse “chopo”, pero me dije: Enrique, has cumplido con tu obligación de ciudadano fiel y amante de “les coses ben fetes”, aunque se hayan empeñado en hacerlo como si de una disputa de barrio se tratase.

Pero eso no acababa allí.

No me imaginaba yo que un día tan feliz, como lo es hoy para mi, pudiera terminar con una noticia tan desagradable como es el saber que, en una vileza mas de unos pobres y caducos enajenados individuos, negados de toda decencia y de toda moralidad, que con sus actitudes chulescas más propias de tabernas de barrio, y de actos más propios de especies no racionales, intentan asustar a los que les han servido fielmente.

Todas esas lindezas y en esa línea, esos insensatos, se han atrevido a plantear una querella contra un empleado, aparejador de lujo, hoy con 62 años, despedido desde mayo, porque otro compañero le hizo la cama y porque algún sabio pensador decidió que le tocaba a él. Desde el 94 estaba en la compañía, ahora está en el paro, sin futuro y deseando que la maldita empresa le liquide lo que le debe pues los tiene en el Juzgado de lo Social desde mayo, al no querer hacerlo discutiendo lo indiscutible. ¿Que empresa puede actuar así?: Pues esa empresa es METROVACESA.

Parece que el problema es que no le quieren reconocer la antigüedad desde su origen, y cuando Fernando, (así se llama el afectado y ofendido exmetrovacito), presenta la documentación que se firmó en el 2001, reconociéndole toda la antigüedad desde el 94, todo ello coincidiendo con mi llegada a esa querida empresa, le dicen que el documento es falso o que los poderes no son buenos, o “nosequé”.

Nada tengo, ni tuve, contra Metrovacesa, todo lo contario, conmigo, al conocer mi enfermedad, se portaron de maravilla, me dieron toda clase de facilidades y hasta hace bien poco he colaborado con ellos en todo lo que me han pedido. Pero lo que es indigno e impropio de empresas de ese estilo, es que dejen sus asuntos en manos de impresentables que actúan más como chulos de taberna o pistoleros del far-west, que de profesionales a la altura de la empresa que representan.

Insultar a un empleado, exempleado en este caso, llamándole mentiroso es una falacia, pero, además, plantearle una querella es algo que les puede salir muy caro. Dios, y la ley, no dejará que esos brabucones, farsantes y metepatas barriobajeros se vayan de rositas a su casa, y no hablamos solo de la empresa, hablamos de ellos, gente así no puede ir por los juzgados llamando mentirosos y amiguetes borrachitos a los empleados que les demandan.

Con esa chulesca actitud pensarán amedrentar a Fernando, pero me parece que nada va a estar más lejos de la realidad, Fernando tiene la fuerza que da saberse poseedor de la verdad y va a ir a por ellos.

¿Qué deben pensar los que todavía están en la nómina de esa Metrovacesa que anda regida por un brazo ejecutor tan indigno de ella?
¿Sabrán que se están haciendo las cosas así?

Ya os lo iré contando, de momento, el pobre Fernando anda muy perturbado. Seguro que anda preguntándose: ¿cómo se puede dar Quince años de tu vida a una empresa, dándolo todo, para que luego te paguen así?

Esto es muy serio, en otro caso, me pondría a reír, como los locos, o a vomitar de asco, el asco que me da saber que existan profesionales que actúan así.

Ah, y no estoy cabreado, estoy decepcionado, seguramente muy decepcionado. Espero que los abogados ayuden a la ley para que ésta sepa darles su merecido.



Los Blogs de Enrique 

2 comentarios:

  1. Es lamentable que ocurran estas cosas. Mi abuela tenia una frase que siempre recordare, y que creo que encaja bien en esta situacion: "Si quieres conocer a Fulanito dale un carguito". Espero que este asunto se resuelva favorablememte.

    Un saludo amigo.

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  2. Gracias Antonio. Seguro que saldrá bien. La verdad mo tiene mas que un camino. El problema es que la ley permita a estos mequetrefes actuar así.

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