lunes, 5 de octubre de 2009

Discusiones inútiles. Innovación, Beneficio y ¿el futuro empresarial, dónde estará?



05 octubre 2009: 

A veces te das cuenta que no sirve de nada intentar llevar una conversación con alguien, que no es que se crea más listo que nadie, solo pasa que la única opinión que le interesa es la suya.

Discutía ayer por la mañana con un querido, e importante, compañero de andaduras matutinas, sobre la necesidad de acomodar el esfuerzo empresarial hacia la innovación y con ello, a los nuevos métodos.

“La improvisación y el inmovilismo están muertos, viva la imaginación”.

Ese sería el mensaje de cualquier activista, llámese representante, empresarial que se preciara de serlo.

Su anclaje a los viejos métodos, aunque ello ya se le haya llevado más de la mitad de su importante patrimonio, parece que le da igual. Conozco a muchos como él y están bien, es decir; viven bien, sin ideas, aunque nunca las han tenido, pero con fortuna, la cual han amasado fácilmente ante la abundancia del negocio inmobiliario de los últimos años sin grandes esfuerzos y con escasa imaginación. Para ello no hay más que ver a los personajes y al paisaje que han dejado. No habrá nadie que les haga cambiar. Pero listos que lo son, y mucho, para el dinero, claro, solo para eso.

Montar un objetivo empresarial basado exclusivamente en el beneficio, solo consigue condenar a la sociedad que lo soporta.

Mandan a la gente al paro y las empresas, al amparo de la ley española de las S.A., las envían a la suspensión sin escrúpulo alguno. “Voy yo a perder Enrique, lo que tanto me ha costado ganar”. Esa es su religión, tienen dinero pero no pagan a nadie, “no vendo, pues no pago y para regalarlos que se los quede el Banco”. El caso, como ya he dicho alguna otra vez, es que este proceder es lícito. A veces, incluso dudo, de que sea moralmente reprobable. “Lo que está permitido es que se puede hacer” dice, y me dice, un arruinado pero acaudalado, empresario Inmobiliario de mis amores.

Pero algunos, como es el caso de mi matutino andante, no es ése, él pretende innovar pero no sabe, ni quiere. Él se queda en aquello de que “esto de los ladrillos lleva 100 años haciéndose igual, es decir, ladrillo a ladrillo, y esto no cambiará a corto plazo. El ladrillo es una máquina que sirve a los gobiernos para regular el empleo y la vida social del votante y por tanto así seguirá inmediatamente que se despierte Europa de la crisis”.

Menos mal que muchos de los nuevos empresarios, no descendientes de aquellos “parrafados” más arriba, con sangre innovadora se están metiendo con fuerza en todo este nuevo mundo de la creación de nuevas empresas que agotan la imaginación de la Administración que no es capaz de seguirlos ni con incentivos, ni con la legislación adecuada para ello. Pero no decaen. Yo los veo en las charlas y conferencias que me toca dar y el placer que produce ver que ése será el futuro empresarial, hace que confunda, o que me confunda, la imaginación y/o/con la realidad.

Para quien quiera saberlo hay artículos que son bibliografía activa muy moderna y que vale la pena no dejar de leer:

La publicidad en internet supera a la televisión en el Reino Unido



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