El Rey de la pelota de mesa, o servir a quien sirvió, o pegarle a un perro, eso puede resolverte la vida, pero si tragas bien, claro.

06 octubre 2009: 

No quisiera malgastar un solo segundo más en hablar o escribir sobre las maldades que ejercen los profesionales del mal, pero me estoy emocionando por la honesta actitud de algunos y extrañando por los extraños silencios de otros. 

Mis Padres me decían aquello tan traído de: “cúidate mucho Enric de las malas compañías”, o aquello de ... “conocidos; muchos, amigos; pocos” , o ... “los conocerás cuando te hagan falta”, y mil cosas, más o menos así, que fueron inculcándonos, poco a poco, hasta forjar nuestro carácter y nuestras convicciones al respecto de lo que es y/o deben ser las relaciones de amistad. Tenían mucha razón.

Esta mañana, tomando café con un importante director de oficina de una querida Caja de Ahorros, o al revés, era un querido Director de Oficina de una Importante Caja de Ahorros, y buen amigo, me ha dicho que ha sabido que a un amigo suyo, Aparejador, que trabajaba en una importante Empresa del Ladrillo, le echaron hace poco, a la vez que a otro que ejercía con gran habilidad su dotes en el sport de la pelota de mesa. Pero resulta que a éste, al malabarista de la bola de mesa, le dieron trabajo y dineros después por otra parte y a otro nombre por lo que el afligido amigo se dio cuenta que al otro le despacharon con honor y con dinero y además lo volvieron a contratar y a él NO. Me preguntaba si eso se puede hacer y ante tal pregunta mi respuesta solo podía ser una: “No te la juegues nunca con un tipo que maneje los juegos de la pelota de mesa con habilidad y mala leche. Siempre perderás con él”

Finalmente, mi amigo el Director me dice: El del la pelota de mesa era más malo que un dolor, para todo, pero como jugaba de coña con la pelota y llevando paquetes y maletas era insuperable, a ése lo trataron bien, a él NO.

Moraleja: Puedes jugar a hacer la pelota y hasta hacerlo bien, pero hazlo siempre a quienes saben apreciarlo. Ah, por cierto; a mí que no me llamen.

PD: En recuerdo de todos aquellos que creen que por no haber sabido medrar o pelotear sobre las patas del poder, no han triunfado. Les diría que eso no es verdad, pero me parece que les diré que eso no debiera ser, pero es.

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