lunes, 26 de octubre de 2009

Ni dimiten, ni devuelven el dinero, ni pueden hacerlo.



26 octubre 2009: 

Discutía esta mañana con la reina de la gestión bancaria de mi Barrio, sobre cuál debe ser la moral de un profesional que tiene poder para manejar adjudicaciones de contratos a terceros, siempre en nombre de su empresa, y la que muestran los políticos haciendo lo mismo.


Los primeros, cuando lo hacen en beneficio propio, y los enganchan, son despedidos, los otros NO, nunca los despiden, ni nunca devuelven el dinero.


¿Y eso por qué es así? 


Bueno, moralmente es inaceptable, pero la Praxis demuestra que lo necesitan, es decir, necesitan dinero y de donde sea, para sobrevivir. 


Los partidos políticos apuestan por conseguir una alta “clasificación” electoral “a priori”, para luego recuperar la inversión vía “arcas del estado”, según establece la ley, que no es otra que la de compensar a los partidos en función del número de votos y/o escaños obtenidos. O sea, primero gastar y después cobrar. Si todos juegan a ganar, a más de uno, o a todos, les faltará dinero.


¿Y cómo resuelven sus problemas económicos?


Pues generando facturas falsas, que proceden de trabajos inexistentes o bien de la sobrevaloración de los realizados. Es decir, un conocido Empresario de esos que siempre se dice que está financiando partidos políticos, pero que nunca lo enganchan, acaban adjudicándole una obra que luego la Administración correspondiente le sobrevalora, o bien nombran de Director del Palau a un elemento afín al procedimiento para hacer todo tipo de facturas falsas, para luego repartir el dinero, que se ha cazado del erario público, entre todos los partidos que “mojan” poder.


El problema es que cuando nombran al pájaro “conseguidor”, y éste aprende el sistema, entonces él decide hacer lo mismo pero para si mismo, por ejemplo, ha actuado al estilo Millet. Pues el caso es que de Millets hay más que de los otros, y claro, todos tienen mucho que callar y es por eso, justo por eso, que todos callan mientras no sale un incauto, o un ninguneado y cabreado elemento, que han dejado fuera del reparto y la arma como en el caso del Palau.


¿Y en la empresa privada qué?


A mí me contaban hace poco, que un Banco tiene producto inmobiliario en venta, pero tiene adjudicada la venta de sus inmuebles a uno, o varios, agentes inmobiliarios que se encargan de ello y les pagan el 3% de cada venta. Al director de la Oficina Bancaria le dan el 1%, si la venta se hace directamente desde su oficina, por lo que el Banco, de hacerlo a través de su oficina se ahorra un 2% de Honorarios de Intermediación. 


Pero claro, resulta que, según me contaba un Director de Zona de una importante Sociedad de Crédito que aplica un sistema parecido al que he contado en el párrafo anterior, que las oficinas no hacen venta alguna lo cual les sorprendió bastante. Tan raro era que decidieron poner un cebo que demostró que a algunos Directores les era más rentable llamar al Comercializador externo para ofrecerle una venta que se estaba cerrando en su oficina, renunciando así al 1% que le podría caer de Prima de su propio Banco por dicha venta, para luego repartir la del 3% con la del externo amigo a, más o menos, mitad y mitad, o sea un 1,5% y además con el extra de ser dinero que no tributa impuesto de IRPF


O sea, llevamos dentro de nuestra humanidad ausente, una falsa intención que nos viene de las praxis decadentes de los políticos o viceversa. Al final, nos parece todo decadente y corrupto, pero no es verdad, solo es lo que parece, que a los efectos inductivos es lo mismo, pero habrá que creer que la gente volverá a un mundo laboral y profesional donde la dignidad, la honestidad y la fidelidad sean valores altamente reconocidos en la “casta” que viene. 


Que no hará falta ser hijo de “alguien” para que te adjudiquen determinados contratos de favor, o no hará falta dedicarse a corromper a políticos o a directivos de la Privada para conseguir que tu Empresa sea rentable. 


Recordando la frase de una pareja de humoristas de lujo acabaré diciendo: 


No a los auto despidos con indemnizaciones de 3 MM de Euros para directivos, salvo que sea mi caso.


O lo que es lo mismo, recordaré aquella frase famosa de un Concejal del Partido Comunista del Ayuntamiento de Córdoba, en la primera legislatura de nuestra democracia actual, que al tocarle un importante premio de la lotería dimitió esgrimiendo que lo hacía “por razones obvias”.


¿Y a qué viene que hable yo hoy de esto? – Pues no lo sé. Quizás es que me han contado hoy tantas cosas de este estilo, que algunas de ellas se ha quedado enganchadas en mi Bluetooth y también, aunque solo un poquito, en mi moral agnóstica. 


Lo peor, es la naturalidad con que todo el mundo habla de ello, eso, sin duda, es lo peor.




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