martes, 24 de noviembre de 2009

Un libro, un amigo que nunca te abandona

24 noviembre 2009


Cuando piensas que estás solo, o al margen de lo que se cocina en la vida diaria de tu entorno, y además piensas que nada ni nadie te cuenta la verdad absoluta y solo sueltan espasmos de sus frustraciones o de sus narcisistas pretensiones sobre lo encantados que están de conocerse, entonces, cuando eso pasa, siempre es necesario apoyarse en el hombro de un amigo donde echar alguna lágrima, un lamento o simplemente un saludo al sol.

Pero ese amigo, si lo tienes, o crees que lo tienes, no siempre está todo lo disponible que quisieras cuando hace falta que lo esté, o simplemente que lo esté, aunque sea de cualquier manera o a cualquier hora.

Si además el perro del vecino se ha meado en tu pantalón cuando ibais juntos en el ascensor, o el del coche de al lado te ha llamado HP o algo parecido cuando ibas tranquilamente por tu carril, y, además, todo esto te pasa sin que sepas muy bien por qué, si todo esto te está pasando y además descubres que tu Jefe se entiende con la Jefa de Ventas y no con la mujer del CD, como creías, entonces si todo esto te está pasando y mucho más, y lo ves y no te afecta, es que estás absolutamente involucrado en el sistema, en el mundo de la city, te has metido en el cubo de la basura sociolaboral hasta las cejas. Vete con cuidado, haz la maleta virtual y cambia de vida o de métodos.

Por ejemplo, en el otro extremo de tu mundo, es decir: si tienes la suerte de ir en Bus o en el Cercanías, a trabajar, te das cuenta que miles de tíos y tías de toda edad ya no leen el Marca o el As, o ni siquiera leen el País. Están todos leyendo un libraco de pelotas, y/o mandando sms o correos-e, y/o llevan sus mp3 sin que se enteren de otra cosa. Están absolutamente concentrados en hacer lo que quieren hacer, aprovechan el tiempo hasta el límite de sus posibilidades. Es verdaderamente emocionante pensar que algún día alguien pudiera saber que pasa por sus cabezas cuando los veo en plena actuación. Limitarte a verlos es ya, de por sí, un espectáculo inigualable. Bueno, casi como lo de la observación de la especie en la Misa del domingo, que también es pura fuente de arte creativo prosaico, para el que sepa verlo, claro.

Bueno, pues cuando ya no crees tener solución, debes reaccionar y darte cuenta que estás equivocado, si , si lo estás. Hay un buen amigo, mejor dicho; muchos de ellos que siempre están ahí, te están esperando, no se cansan de hacerlo, algunos tienen cientos de años, ellos son los libros. En ellos está todo o casi todo, son un refugio y una fuente de alimentación neuronal indestructible e incomparable. Ellos lo son todo. Te aconsejan, te instruyen, te iluminan y avivan la imaginación.

Yo heredé cientos de ellos y mi problema, y mi gran pena, es saber que me será imposible leerlos todos en esta primera vida, pero si, además, en algunos de ellos encuentras notas manuscritas de quién te los legó, la riqueza que puedes alcanzar se convierte en divinidad. Un libro es algo más que un legado, ese es mi caso.

Ojalá pueda convencer a mi segundo yo, de que eso es la mejor solución ante el aburrimiento que sufren muchos. Ya me lo decía mi Madre: “No sé por qué la gente se aburre tanto”. – Yo tampoco Mamá.

Bien, como leer no siempre es posible, hoy me voy a ir a descansar oyendo esta preciosa canción que dedico a todos aquellos que están y que no están; Time To Say Goodbye


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