26
noviembre 2009
Qué
suerte, hoy no me ha inundado nadie mi espacio con sexo ni TV, he
tenido un día de reflexión y paseo con la que alimenta mi vida y que también es
madre de mi hijo y eso ya va siendo hora de que se vaya convirtiendo en una de
las obligaciones humanas que más me guste practicar. Perderte entre la gente,
sin prisas, sin agobios, solo observando y escuchando, y con ella del brazo,
eso es algo excepcional.
Hoy me he
puesto a pensar en la endeblez de la especie humana y en
aquellos que tiemblan ante la única verdad que se impone por encima de las
pasiones, de las envidias, de los deseos y de las ansias de poder. Todo es
efímero y te das de ello cuenta cuando menos te lo esperas, pero casi siempre,
como todo lo malo, se toma con el postre, casi a media tarde.
Un post
clamando a la endeblez sobre la calidad de nuestra vida cuando la
comparamos con la de otros, ha puesto en evidencia mi inteligencia, mi
imaginación y hasta el mucho dolor que provoca en otros saberse poseedor de
algo que otros no tienen y que no por ello andan quejándose a nadie.
Saberse
tan rico a cierta distancia de la línea de salida de nuestra vida, es
esencial, es notablemente válido y muy sabroso para nuestros esquemas morales,
debiendo provocar un cambio de comportamiento que no debiera ser ni efímero ni
ocasional, sino duradero y permanente hasta el resto de nuestras horas. Nunca
es tarde para darse cuenta de ello, solo que cuanto antes te des cuenta de
ello, más tiempo durará tu nuevo estado de felicidad.
¿Pero eso
es la felicidad? – ¿Basta
con saberse entero o con menos defectos que el resto para ser feliz o para
mantener una vida razonablemente feliz? - ¿No hay por qué luchar por nuevos
logros y nuevas metas?
Hace
pocos días me regalaban esa frase de Serrat en la que
nos informaba que “No hay camino hacia la libertad, La Libertad es el camino”,
pues hoy, si todavía te haces esas preguntas yo propondría una única respuesta
apoyándome en el estilo del Cantautor de mis sueños; “No hay
camino hacia la Felicidad, la felicidad es el camino”.
Desear
más de lo que se puede conseguir es, casi siempre, utópico y solo
conduce a la insatisfacción, el trabajo es muy agradecido, igual que la
familia, dale todo lo que puedas y te devolverá siempre mucho más de lo que le
das.
La
envidia, el machismo, el narcisismo, la autarquía y la estupidez,
desgraciadamente, son males muy comunes en los humanos. Nuestra virtud estará
en saber defendernos de todos ellos.
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