sábado, 12 de diciembre de 2009

Retener aquello que fuimos o que hicimos. ¿Es posible hacerlo?


12 diciembre 2009: 

Parece que te quedas más tranquilo cuando descubres que haces algo que pudiera quedarse a vivir en esta mágica tragedia, por los tiempos de los tiempos. Llevo ya mucho tiempo con un extraño deseo que pasa por querer estabilizar, en ese llamativo pensamiento emocional que me va aflorando, todas aquellas cosas que parece que están ahí, simplemente porque yo he hecho algo para ello. Fotos, periódicos, películas, videos, escritos, libros.

Eso empezó cuando de muy pequeño, mientras hacía carreras de “Bicis” sobre los mosaicos del suelo de mi casa “pairal” con un dado y cuatro ciclistas en miniatura, que me regalaron en cualquier madrugada de Reyes de los 50, veía a Mi Agustín como, con gran interés y esmero, se entregaba a la creación y cuidado de sus Álbumes de Fotos. Más tarde fueron sus películas en super8, sus periódicos encuadernados, sus libros, y mucho más. Pero siempre el orden imperaba en aquél espacio. “No toquéis nada del despacho de vuestro Padre”, decía Ella de forma inteligente. Debíamos con ello entender que lo que había allí era muy importante, y claro que lo era. Todo era orden y armonía en aquél despacho, era el culto a “todo aquello que es susceptible de ser guardado debe de serlo, indefectiblemente, pero solo en su lugar correcto”. Era su forma de decir que nosotros éramos los importantes de su vida.


A mí me quedaron algunas raíces y aunque lo intento, lo mejor que he oído sobre esta virtud en mí, es la de que: “Tienes un despacho con un muy desordenado orden”. Me quedé con la afición y la idea, solo cambié los métodos.

A todo esto recibo, con cierto entusiasmo, un pps, algo viejo ya, que habla de este asunto, pero a nivel “globalización”. Lo había visto ya hace tiempo, pero hoy, con la nostalgia que produce la tristeza del día, me he entregado a él: