13 diciembre 2009:
Un día muy triste, amenazando un frío que no llega, pero sin sol. En la Barcelona de los 50, hoy se celebraba el día de las Modistillas. No sé si eso ahora sigue así, me imagino que no, era el día de santa Lucía, Santa Lluçia como dicen por allí.
Hoy no he tenido paseo dominical, amenaza lluvia y no está el cuerpo para bromas. Hoy me he ido de compras a una Gran superficie y no he visto la crisis por ninguna parte y mientras estaba en la cola para pagar mis compras, alguien me ha dicho: “Santa Lucía le conserve la vista”. Eso es exactamente lo que me contaba Mi Madre siempre que quería contarme lo equivocado que estaba cuando yo le decía lo fácil que era todo para mí. “Ojalá te dure siempre, - me decía -pero ya te harás mayor y entonces lo verás, sabrás de que te hablo”.
Claro, eso será, el hombre de la cola de La GS me estaba informando que la gente compra tres barras de turrón de marca blanca, (hay una oferta de 3x2), por un total de 3,80€, mientras el año pasado, o el otro compraban una sola de “1880” por 4,90€. La gente se ha acostumbrado a gastar menos y no por eso renuncia a nada. No solo es cuestión de acostumbrase, quizás haya que aprender a vivir mejor, pisando sobre el suelo firme y sin entrar en cóleras fantasmales que solo sirven para adornar nuestras vanidades. Eso será. Claro, eso es, lo que pasa es que yo nunca compré el “1880”, me lo perdí.
Un amigo me contaba hoy por correo-e que su vida, a sus 43, es una verdadera mierda, que estaba hasta el gorro de todo: Trabajo precario, divorciado por culpa de la otra que también le ha abandonado, no ve a sus hijos desde hace dos meses, sin un duro, (anoche se gastó en copas y aspiraciones los últimos 200), y no sabe con quién pasará la Navidad, pues sus padres murieron hace dos años en un accidente de coche cuando le iban a buscar a Guadalajara para sacarlo a él de un lío en el que se había metido. Él hace ya demasiado tiempo que está ciego de todo menos de amor y de vida. No me hará caso, no hace caso a nadie, pero le he dicho que intente acercarse a los suyos, que su mujer aún le quiere y que quizás sus hijos también. Solo tiene que intentarlo, recuperar su ego y el propósito de enmienda, solo tiene que quitarse la venda de los ojos y pedir perdón. Eso a veces funciona.
Mi Madre tenía razón, el hombre de la cola me lo ha hecho ver, quizás el único problema de hoy sea que no he sabido convencer a mi amigo, el que anoche se gastó los últimos 200, que siempre hay un motivo para vivir.
Santa Lluçia es la patrona de los invidentes, también, pero ya se sabe que no es más ciego el que no ve, sino el que no quiere ver.
Y que siga tan vigente lo que cuentas dos años después... Los aparcamientos de los centros comerciales, se hacen pequeños, los coches piden su sitio, la gente "pelea" por atravesar un pasillo, pero las manos van vacías, las cestas también. Todos miran, comparan y si encuentran algo mejor: no lo compran: sólo lo desean.
ResponderEliminarAsí es Joana, poco cambian las cosas ni en dos, ni en veinte, ni en cuarenta. Un abrazo
ResponderEliminar