Tomaba esta mañana mi café tertuliano, cuando descubro que uno de los de la barra de siempre estaba más triste que de costumbre. Pepe es y ha sido un tipo genial; Golfo, mujeriego, buen bebedor y hasta honrado, o por lo menos eso es lo que él dice de sí mismo, lo cual avalan todos los que allí están, desde hace años, a su alrededor.
“No se lo merece Enrique, no se merece lo que le pasa”. ¿? “Su mujer, ha sido su mujer, la que ahora, a los 50, ha encontrado un nuevo amor, un tipo que es empleado de un Club nocturno de lujo en Madrid y se la ha llevado después de que él los encontrara juntos en su casa, en su propia casa, en posición inexplicable”
Claro, cuando se me ha ocurrido contar que a lo mejor se lo tenía merecido, pues resulta que casi me echan del local. Y es que lo que nos pasa, no siempre es explicable, nuestra formación machista se impone siempre a la razón.
Cuando un tío casado se lía con tres “tías” a la vez, resulta que el “tío” es un macho de pelotas, pero si es ella la que lo hace, aunque solo sea una única vez en su vida y solo haya sido un coito sin amor, (como siempre apunta la nobleza del varón descubierto), pues nada, entonces ella es una “malamujer” o un pedazo putón que ningún “hombre decente” se merece, como es el caso de Pepe, el del café de esta mañana.
Menos mal que alguien lo sabe ver con buen humor y para resarcirme del acto matinal, publico aquí lo que me ha enviado:
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