Momentos de decepción apocalíptica de hoy contrastan con el desenfreno empresarial de no hace mucho. Alegría y desenfreno que ha pasado a mejor vida, y ahora ya no nos reímos tanto como lo hacíamos antes, ahora nos ponemos a llorar por no haberlo sabido llevar al tribunal de los justos.
“Oye, ¿pero de qué estás hablando Enrique?”. Hablo de lo de siempre y de los de siempre. No es justo que mientras nuestra vida profesional está sometida a la lupa de la hacienda pública con un rigor implacable, otros viven a la sombra de “la actividad empresarial/profesional sumergida” sin cotizar por renta ni beneficio alguno. ¿Por qué nos reímos cuando alguien te dice que él todo lo cobra en “negro” y así evita cotizar por la renta profesional o empresarial? ¿Sabremos que lo que él no paga lo tenemos que pagar nosotros?
“Oye Enrique, eso que dices no es justo, bastante hace el empresario, o el profesional autónomo, con lo que paga por aperturas y otras “leches, o por gastos e impuestos directos, e indirectos, por el simple ejercicio de su actividad”.
Pues no, yo sigo creyendo que no es justo. No me río nada cuando alguien me cuenta que cobra todo al contado y sin factura –“Si quieres factura te tengo que cobrar el IVA” y como los españolitos somos como somos, pues te quedas sin factura y sin IVA que es lo que toca, y el que venga que arree.
“Pero si tú mismo, cuando te hacen esa pregunta haces lo que todos, Enrique, ¿O no es así?”
A mí lo que me parece incomprensible es que, igual que me toca la salud más íntima, que la gente no cotice por su labor, y hablo de Profesionales de La Salud y del Derecho, fundamentalmente, me la toca mucho más que Hacienda se quede sin controlar el mundo de la economía sumergida que tanto nos rodea, que tanto nos disgusta y que tan poco nos importa, según parece, pues a nadie le preocupa que mientras a él le sangran por el más pequeño de sus ingresos, a los profesionales de esa élite ni se les toca. No hablemos ya ni de los fruteros ni de los tomateros, ni de los Zapateros, que estarán en su derecho a defraudar, mientras les dejen, pero yo lo estoy en el de reclamar que se les controle de una vez. Estamos en Europa 2010, por favor, no nos riamos más del asunto, que es muy grave.
Si nadie sabe de lo que hablo, no tiene más que acercarse al Registro de la Propiedad, de los de Alicante o Murcia, y averiguar de quien son la mayoría de los terrenos urbanizables comprados en los últimos veinte años, a qué tipo de sociedades corresponde y a qué muy bajo precio “oficial” lo han comprado. Es un juego de niños, ¿verdad?, pues nada se hace y no sé si algún día algo se hará.
A mí solo me queda el derecho a protestar y a patalear. Nadie sabe, (yo se lo puedo explicar), el daño que este tipo de actividades ha generado en el sector inmobiliario, donde este tipo de “Compradores” de suelo no han hecho más que crear una importante competencia desleal a los empresarios que si cotizan por todos sus movimientos económicos y la importante contribución a la dimensión de la burbuja que ya estalló en el sector inmobiliario de nuestros amores, donde este tipo de aficionados, empresarios procedentes de otros sectores de la economía sumergida, con su intrusismo y con su dinero “B500”, han arruinado el mercado del suelo edificable/urbanizable desde hace ya muchos y muchos años, sin que nadie le pusiera remedio.
Ojalá esta crisis, como dice mi amigo el Básico, sirva para que todos aprendamos a hacerlo un poquito mejor, incluso debiéramos explicárselo a quién practique los milagros, para que les explique el asunto a los responsables del control de este tipo de actividades que se han dedicado a perseguir, implacablemente, antes a los honrados que a los de la Praxis del “B500”.
Perdonen Uds, hoy tocaba hablar de esto o reviento. Un café oyendo asuntos de este tipo, te amarga hasta la bilis mas ácida.
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