jueves, 14 de enero de 2010

El atronador silencio de la voz de la experiencia nos advierte de la grandeza de que solo estamos de paso.

14 enero 2010: 

Metiéndome a provocar a los que aún tienen una gran calidad de opinión, consigo descubrir, y descubrirles, que la tienen aún, aunque no la usen o no la quieran usar porque piensan que nadie les escucha o que no vale la pena hacerlo.

Esta especie de silogismo, no sé si con las mismas palabras, es más o menos lo que muchas veces acontece en el mundo profesional en el que se establece, como criterio de calidad, dar siempre la razón al que más chilla o al que más se empeña en manifestarla, me refiero a su verdad, y todo eso siempre por encima de la de los cautos o de los escasamente necesitados de poder, lo cual no les impide poder vivir una vida feliz, profesionalmente hablando.

Cuando en las clases de los Master de la UA me toca a mí realzar la importancia de las presentaciones, de como hacerlas, hablando del lenguaje hablado, del estilo, de la voz, del lenguaje de los gestos, de la capacidad de comunicar, etc, siempre acabo diciendo aquello ya tan conocido de; “Un buen proyecto no es nada si no eres capaz de convencer de ello a tu propio equipo, al que lo tiene que aprobar y, por encima de todo, al que lo tiene que financiar”.

Bueno pues todo eso se daba ayer en la mesa de la primera comitulia del año, en la que unos locos veteranos expertos de casi todo, muestran su gran calidad de opinión, pero solo cuando le sacas su virtuosidad con un imaginario sacacorchos de las palabras. Están hasta el gorro de que nadie les escuche. Ya son gente mayor, ya tienen más de cincuenta, o de sesenta, y ya nadie les presta atención. Su opinión no cuenta y como eso es lo que se creen, pues ya no se manifiestan y cuando lo hacen, lo hacen con tal prudencia que a la que alguno alce mínimamente la voz en señal de querer imponer su criterio, pues entonces se callan.

Esto es solo una foto más de lo mucho que nos perdemos por no escuchar esos atronadores silencios que la voz de la experiencia nos está dejando oír. ¡Lástima que no sepamos verlo!

Pero mis amigo siguen siendo lo que son: “Son lo mejor de cada casa”, aunque nadie se lo diga y aunque a ellos ya les importe un “pimiento” que eso sea así, pero yo, el verdadero afortunado de este efímero periodo vital, soy el que los disfruto y cada vez con mayor intensidad. Hay tantas cosas por conocer que ellos me cuentan que ……, en fin, la verdad es que solo estamos de paso, ¿verdad?

Ben, me voy a dormir un ratito que mañana tengo un día duro, pero antes dejaré algo de mis sentidos escuchando esa canción de Aute que me regalo de vez en cuando para que no se me olvide la letra:








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