El Factor Socio-Educacional y la Familia

06 febrero 2010 

Leído en el Blog de BasicoHomes :

Hugo…La Tasa de Natalidad en España es 1,4 creo recordar y vivimos en una sociedad donde no se premia la familia, se premia el vivir de P.M. y perdonad la expresión, pero primero yo, luego yo y después yo. No Se pueden tener 3-4 hijos, ojalá, pero para qué sino les vas a dar una buena calidad de vida. (Aquí entra el factor SOCIAL-EDUCACIONAL).

Teniendo mucha, que no toda, la razón, puedo estar de acuerdo en la primera parte de la conclusión de Hugo, y aún en la segunda, quizás también, pero conyo, efectivamente; si es cierto.  En nada se favorece al esfuerzo ni a la creación y supervivencia de la vida en familia, es mucho mejor mantener el status de LOCALIZACIÓN, y hundirse en la verbena de los fines de semana,  en el spa, en nuestros ratos libres y en la marcha de la nieve en los puentes de invierno.

Pero yo me pregunto: ¿Y los que nacimos a mitad del siglo pasado, como lo hicimos?, ¿nos podemos apuntar a esto y volver a empezar en estas condiciones tan dramáticas como las de hoy?

Consigo fajarme, en un acto propio de cualquier CR9 de ese: “Venga no seas carca y no te metas mas con los chicos, ellos no tienen la culpa de lo que hay, se lo encontraron así.” Y sigo.

Bien, al margen de la crítica fácil que siempre supone hablar de algo en lo que parece que no estás muy metido, y entrando a valorar lo que cuenta Hugo y, desde luego, sacándolo bienintencionadamente de contexto, me veo necesitado de no querer admitir que eso sea lo que haya de soportarse a la hora de “rajar” sobre lo que hay.

A mi me parece que además de quejarse, habrá que empezar a coquetear con la definición de la propia expresión del Factor Socio-Educacional y ser nosotros mismos los que impongamos el debate en lugar de tan solo la critica en nuestras conversaciones y, por supuesto, también en las que mantengamos en cualquier foro. Habrá que educar a nuestros pequeños en el debate que interese crear y no el que nos administran desde algunos aberrantes y esperpénticos, pero dominantes, medios de comunicación. Retornar a algunas escenas familiares de recogimiento y privacidad, será otra de las maneras por las que podemos recuperar algún tiempo perdido. Recuperar el mundo familiar es algo tan necesario como olvidado por el mundo actual en el que el fracaso de la pareja, en el concepto clásico y estable, es un factor incendiario en los más jóvenes. La infidelidad descontrolada, junto a un extraño renacimiento primario del yo primero, hacen el resto.

Por tanto, entiendo que el principio del final del despropósito Socio-Educacional y cultural que nos inunda, se combate desde la pequeña trinchera que cada uno de nosotros podemos crear en nuestros foros de relación habitual. En las cafeterías, (por qué no), en nuestras relaciones en el mundo laboral y en las de familia. Quizás hayamos perdido una generación, pero vamos a creer que no serán dos las que lo sufran. Empecemos ya, hoy mismo, aportemos nuestro grano de arena al cambio. ¿Donde está la sociedad civil, aquella que pone a los gobernantes en su sitio? ¿Murió con las primeras elecciones democráticas? ¿Pensábamos que ya estaba todo hecho?.

Un buen amigo me dice que el modelo actual de sociedad familiar fracasa, en unos, por la desmedida actividad laboral la cual es motivada por una ambición descontrolada de las que la persiguen. Pero en otros es todo lo contrario. Hartos de la abundancia y de la ausencia de la relación, Esfuerzo = Éxito, se lanzan a vivir de PM a costa de los que más les quieren, como bien dice Hugo. “Joder mamá; no me has lavado la ropa y ahora que me pongo esta noche para salir” – Oído en casa, desde el lavadero - (Sic)

Terminando, diré, a los muchos Hugos que habitan en mi entorno,  que no decaigáis y que por mucho esfuerzo que cueste, crear una familia es algo que no es comparable con ninguna otra de las bellezas que pueden adquirirse en nuestra corta estancia por este pequeño globo, creedme, muchos aún pensamos así y nos ha ido bien. Es como le pasó a mi nieto Enrique al tirarse la primera vez por un tobogán, al principio le costó, pero una vez lo aprendió, ya no le puedes bajar de él.

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